Las generales fueron durante muchos años las elecciones del PSC. Desde 1977, los socialistas catalanes ganaron la carrera al Congreso de los diputados en 10 convocatorias consecutivas. Lideraron este pulso durante más de 30 años, en los cuales los buenos resultados que garantizaba Catalunya, junto con los de Andalucía, se convirtieron en los puntales imprescindibles de las grandes mayorías del PSOE en el Estado. Esto fue así hasta el 2011. Aquel año, en un contexto de victoria por mayoría absoluta de Mariano Rajoy en todo el Estado, Convergència y Unió (CiU) consiguió el sorpasso. Con Josep Antoni Duran i Lleida al frente, CiU sumó 16 diputados, dos más que el PSC, que pasó de los 25 escaños conseguidos en el 2008 a 14 diputados. A partir de aquí, la caída socialista continuó el 2015 y el 2016, cuando el PSC tocó fondo con 7 diputados en pleno procés independentista, mientras los comunes conseguían ganar los comicios arrebatándosle el liderazgo de la izquierda. En el 2019, en plena resaca del procés, empezó la remontada, y este 23 de julio el PSC confía recuperar la primera posición que había ostentado durante 30 años.

Las encuestas apuntan que los socialistas podrán conseguir sin problemas una victoria clara en Catalunya. El último sondeo del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) publicado esta semana, señala que el PSC ganaría claramente las elecciones y pasaría de los 12 escaños conseguidos en el 2019 a una horquilla que se mueve entre los 16 y los 18 diputados, mientras que ERC, que consiguió la victoria hace cuatro años con 13 escaños, caería hasta 8-10 diputados.

Las encuestas no hacen más que reflejar una tendencia que el PSC ya ha marcado en las urnas. Después de ganar el 2021 las elecciones al Parlament, el pasado mes de mayo las municipales demostraron el buen momento en qué se encuentra este partido en el territorio. La formación de Salvador Illa consiguió 712.900 votos, un 23% de los sufragios, a mucha distancia de Junts, que con 552.000 votos quedó en segunda posición. Aquellos comicios demostraron, cómo ya es habitual, que los socialistas reinan sin discusión en el cinturón rojo de Barcelona, pero también les dieron la victoria en los consistorios de Girona, Tarragona y Lleida, además de hacerse con el gobierno de Barcelona, con la ayuda de un curioso tándem integrado por comunes y el PP.

Sánchez-Feijóo

Además, el buen momento que vive al PSC en Catalunya se ha convertido también en uno de los triunfos con que cuenta el PSOE el 23 de julio, una pieza clave, que tiene que demostrar que, a pesar de haber quemado el granero de Andalucía, en Catalunya los votos socialistas vuelven a brotar. Desde el punto de vista estratégico, tampoco habrá demasiadas diferencias entre PSOE y un PSC que históricamente ha vivido su propia campaña. También en Catalunya el objetivo a abatir es el PP. No hay una especial preocupación por la confrontación con los independentistas, que ya se confrontan bastantes entre ellos mientras enfilan un descenso en caída libre, y que a última hora pueden ser socios imprescindibles en el Congreso. La diana está dirigida a los populares. Los socialistas aspiran a conseguir una diferencia de, como mínimo, 10 escaños con el PP en Catalunya. Y ahora mismo lo tienen al alcance, según las encuestas. El sondeo del CEO de este miércoles pronosticaba entre 6 y 8 escaños para el PP -que actualmente tiene tres-, frente a la horquilla de 16-18 que concede al PSC.

El objetivo es conseguir movilizar hasta el último voto socialista y esto se traducirá en un discurso basado en advertir insistentemente que estos comicios tienen que decidir si el próximo presidente es Pedro Sánchez o Alberto Núnez Feijóo. Según los estudios con que trabaja esta formación, 7 de cada 10 catalanes ante esta disyuntiva apuestan por Sánchez. Este es hilo central del argumentario socialista que, incluye guiños al votante de los comunes, advirtiendo que si quieren a Sánchez como presidente, lo mejor es votarlo a él directamente "sin intermediarios".

Batet-Illa

La candidata del PSC es, de nuevo, la presidenta del Congreso de los diputados, Meritxell Batet, que se estrenó como cabeza de lista en el 2016, en sustitución de Carme Chacón, y repitió también en las dos convocatorias del 2019. El número dos será el ministro de Cultura, Miquel Iceta, exiliado a la política española después de encarnar durante el procés un contundente posicionamiento contra el independentismo que lo alineó con el PP y Cs e hizo volar por los aires cualquier puente de diálogo. El tercer lugar lo ocupa la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, uno de los pesos pesados del partido, exalcaldesa de Gavà y representante de la potente federación del Baix Llobregat.

Con todo, uno de los protagonistas de la campaña, al lado de Batet, será el primer secretario del partido, Salvador Illa, que calienta en la banda desde hace meses para correr la carrera al Parlament, y que en estos comicios compartirá buena parte de los actos políticos que los socialistas convocarán cada tarde.