Aunque el PP haya dado marcha atrás, Vox todavía insiste con sus polémicas medidas antiabortistas en Castilla y León. El vicepresidente de la Junta, el ultraderechista Juan García-Gallardo, ha aplaudido este lunes el protocolo de latido fetal que el ultra Viktor Orbán impuso en Hungría y ha soltado que "le gusta mucho". Y es que el partido de extrema derecha ha seguido desde el primer minuto el modelo húngaro contra el derecho del aborto, impuesto en un país que ya no se puede considerar una democracia plena. Así es el protocolo antiabortista de Hungría que defiende Vox.

Fue durante el mes de septiembre cuando el gobierno ultra de Orbán impulsó un decreto para obligar a las mujeres a escuchar el latido fetal antes de abortar. Según el decreto, las mujeres tienen que certificar mediante un documento que su médico le ha proporcionado "la indicación de los signos vitales del feto de una forma claramente identificable". Recordemos que la ley húngara del aborto está vigente desde 1992 y determina que se puede optar por la interrupción del embarazo hasta la semana 12 de la gestación, cosa que se puede prolongar hasta la semana 24 en casos extraordinarios — o en un momento más adelante en caso de una patología en el feto incompatible con la vida o si peligra la vida de la madre.

El protocolo antiabortista de Hungría, "difícil de aplicar"

Desde que se introdujo el protocolo antiabortista de Hungría, la prensa independiente del país ha publicado críticas de especialistas al decreto para apuntar que es "difícil de aplicar". "El texto legal fue redactado de una manera poco clara y en la práctica dificulta la tarea de los médicos", asegura el doctor Gábor Hartmann al diario Népszava. Otros médicos han recordado que el latido fetal solo es detectable desde las seis semanas de gestación, de manera que el decreto retrasa la fecha del aborto. "La presentación de los signos vitales del feto aumenta el estrés y es una presión emocional que aumenta los factores de riesgo. Si la paciente está nerviosa, es más difícil su anestesia o reacciona de una manera que aumenta el riesgo de complicaciones", denuncia la doctora Wafa Dina al portal szeretlekmagyarorszag.hu. El mismo portal ha consultado diferentes médicos que se saltan el protocolo.

Con 9,7 millones de habitantes, la cifra de abortos en Hungría empezó a bajar en 2009 — cuándo hubo poco más de 43.000, ante los 44.000 del año anterior. En 2020, el dato se situó por debajo de los 24.000 abortos; y en 2021, por debajo de los 22.000. Es decir, que ya bajaba sin que se hubiera impuesto el latido fetal antes de la interrupción del embarazo. De momento no se han publicado los datos del año 2022, cuando se implementó la polémica medida.