Hay cuestiones que rebasan las antipatías que puedan haber labrado eternos adversarios políticos y obligan a aparcar rivalidades para remar conjuntamente por la causa. Es lo que se han conjurado a hacer ERC, PSC, Junts, la CUP y los comunes para arrinconar la extrema derecha en el Parlament de Catalunya y reducir al máximo su visibilidad. Las cinco formaciones, que suman 115 diputados, se ha reunido por primera vez este miércoles en el Parlament para construir un frente común para "aislar el discurso de odio de Vox". Las partes coinciden en señalar que ha sido un contacto "fructífero". Cs y el PP se desmarcan.

Los grupos parlamentarios se han citado al mediodía, aprovechando que durante todo el día hay actividad en la cámara catalana, en el marco de la Diputación Permanente. El encuentro ha servido, según han informado los partidos presentes, para avanzar en la elaboración de una estrategia conjunta para minimizar el impacto de la ultra derecha en la cámara catalana. La próxima semana volverán a verse para concretar los detalles del cordón sanitario.

Todas las fuerzas independentistas y los comunes han hecho público el mismo comunicado conjunto. Los socialistas, sin embargo, han preferido hacer uno propio y enviarlo antes que los soberanistas. El tono es menos entusiasta, no valoran el contenido ni los avances que se han producido. Lo que sí incorporan es que han presentado sus propuestas en relación a esta materia, que ya enviaron al resto de grupos y anunciaron a los medios de comunicación.

Precisamente la semana pasada se vivió una carrera entre algunos de los partidos presentes en la reunión de hoy para liderar el pacto antifascista en el Parlament. Finalmente, parece que todos han hecho el ejercicio aparcar el protagonismo y ponerse a trabajar por el objetivo compartido de silenciar a Vox.

Como cuarta fuerza en el Parlament, sobre el papel a los de Ignacio Garriga les correspondería un puesto en la Mesa. Una de las acciones que comportará el cordón sanitario es que se impedirá que eso pueda pasar. Aparte, entre los puntos que se han abordado está el compromiso de no interpelar directamente a los diputados de Vox para evitar abrir turno de alusiones y que los aprovechen como altavoz.

Vox aspira a hacerse oír

Vox es consciente de que a pesar de ser el cuarto grupo en el Parlament, con 11 diputados poco podrán hacer. El mismo Santiago Abascal reconocía hace unos días que es prácticamente imposible que obtengan victorias parlamentarias. Y es que ni que convencieran Ciudadanos y el PP, de que tienen 6 y 3 escaños cada uno, sólo llegarían a los 20, a años luz de la mayoría absoluta.

Su objetivo no es aprobar iniciativas en el Parlament, sino utilizar la cámara catalana como tribuna para hacerse oír y que su voz llegue "a todos los rincones de Catalunya". De hecho, este es el modus operandi que Vox está siguiendo en el Congreso de los Diputados, donde aprovecha cada ventana de oportunidad para inyectar su mensaje racista, xenófobo y machista.

En la imagen principal, Ignacio Garriga y Santiago Abascal, a la llegada de una comparecencia conjunta la semana pasada en Barcelona. / ACN