La única razón por la cual Quim Torra no convocó elecciones hace unas semanas, cuando se le expulsó de su escaño del Parlament, es que puedan aprobarse los presupuestos, una necesidad imperiosa después de tres años empalmando prórrogas. Una vez vean la luz definitivamente, anunciará la fecha de los comicios. Hoy, las cuentas de Junts per Catalunya y Esquerra Republicana han entrado en la fase final gracias al empuje de los comunes, desbrozando así el camino hacia el fin de la legislatura.

La abstención de los ocho diputados de Catalunya en Comú ha sido clave para que los presupuestos no tropezaran en el debate a la totalidad, donde el resto de partidos -desde la CUP a Cs- los han impugnado de arriba abajo. A partir de ahora, los grupos podrán presentar enmiendas para modificar aspectos puntuales del proyecto, un trámite que se alargará hasta el 18 de marzo, cuando está prevista la validación final de los presupuestos. Aquel día, el president de la Generalitat hará público el día de las elecciones. Tanto sus socios de gobierno como toda la oposición piden al líder de JxCat que las convoque inmediatamente después y que no se espere -cómo se especula- hasta otoño.

Durante la defensa de sus números, Pere Aragonès ha emplazado al PSC y la CUP a abandonar los "intereses electorales", subir al carro de los comunes y contribuir a la aprobación de las cuentas. No ha tenido éxito. Tanto los anticapitalistas como los socialistas han argumentado que no pueden aprobar los presupuestos de un gobierno "agotado".

La última vez que el Govern consiguió aprobar en el Parlament unos presupuestos fue en marzo de 2017. Antes, por lo tanto, del referéndum del 1-O. Desde entonces, el ejecutivo catalán ha ido empalmando prórrogas de aquellas cuentas que se elaboraron bajo la comandancia del entonces conseller y vicepresidente Oriol Junqueras.

Aroma de precampaña

El debate de hoy ha estado contaminado por el ambiente electoral, con la mirada puesta en unos comicios que todavía no tienen fecha. Durante la previa, JxCat y ERC han vuelto a aireado sus diferencias sobre la estrategia a seguir en el diálogo con Madrid.

Ya metidos al debate de presupuestos, el president de la Generalitat ha reclamado ser coprotagonista durante la defensa de los presupuestos al Parlament, una tarea que acostumbra a ser exclusiva del conseller de Economía, que es quien los ha elaborado. Él mismo comunicó ayer a Pere Aragonès que pediría intervenir en la sesión, para precederlo en el exposición. Una propuesta que ERC recibió con sorpresa y que atribuye al chip electoral de JxCat. Los republicanos se muestran contrariados por el hecho de que Torra quiera capitalizar un éxito que reivindican como propio, que es haber conseguido convencer a los comunes para aprobar las cuentas.

"Tomo la palabra para dejar constancia de la importancia que tiene para mi gobierno la aprobación de estos presupuestos", ha afirmado Torra. Su discurso ha sido breve, de unos 15 minutos. Ha aprovechado para pedir "responsabilidad y sentido de país en los días que vendrán". A pesar de tener derecho, todos los grupos menos Cs han renunciado a la replicar el presidente y han optado por esperar a la intervención de fondo del conseller de Economía.

Aragonès ha desgranado el detalle de los presupuestos, subrayando la necesidad de actualizar las cuentas, que aumentan el gasto de la Generalitat en 3.070 millones.