En Catalunya ha habido, históricamente, una falta de jueces. Las causas que lo explican pueden ser variadas y a gusto de todo el mundo, pero el bajo número de vocaciones ha contribuido a que la justicia sea una de las instituciones públicas más españolizadas, y solo hay que ver el uso de la lengua catalana en este ámbito para comprenderlo. Ahora, sin embargo, quizás sea la oportunidad de formar nuevas promociones de jueces capaces de ejercer en el país si hacemos caso de lo que publica hoy en portada el diario madrileño La Razón, que asegura que "El procés dispara un 81% los jueces que dejan Catalunya" y que marca como razones para esta fuga de jueces "los ataques a Llarena", "el ambiente enrarecido" y, atención, "la falta de dominio del catalán".

Más allá de la cifra llamativa, ¡un 81%!, lo que la información explica es que en la actualidad hay más jueces que se van de los que vienen —33 a 4 desde septiembre del 2017—, y de hecho el redactor admite que "no se trata de que haya actualmente una 'desbandada general' de jueces de este territorio", sino simplemente que hay "más salidas que entradas", y eso entre otros motivos porque muchos jueces aceptan que no están lo suficientemente preparados para impartir justicia en Catalunya, ya que no entienden la lengua de los administrados. Quizá la solución pasa por prepararlos mejor desde el punto de competencia lingüística, pero el diario no apunta esta posibilidad y sí otra muy diferente, subir el sueldo a los jueces que ejerzan en Catalunya.

A partir de aquí, el ogro del proceso como explicación de todos los males, salpimentado con la palabra mágica del nuevo victimismo españolista, Llarena, sirve para dar cuerda a una nueva imagen de la Catalunya empobrecida por el independentismo, el mismo mantra de cada día de los últimos meses.

Mientras tanto, el ABC prefiere jugar hoy el comodín de matar dos pájaros de un tiro y disparar contra Pedro Sánchez a raíz de la situación generada a Catalunya por los comandos organizados que retiran lazos amarillos. Obviamente, el diario no aplaude la acción de los Mossos, que identificaron a uno de esos comandos en las Terres de l'Ebre entre los cuales había un agente de la Guardia Civil, sino que por lo contrario, atacan al Gobierno por su "debilidad".

El argumentario es rocambolesco ya que parte de un tótem inviolable excepto cuando se les gira en contra. El Govern, con la ley en la mano, podría llegar a sancionar con multas de hasta 30.000 euros a los que retiren lazos amarillos, pero ante esta eventualidad, el conocido discurso de "que caiga todo el peso de la ley" se trabuca en un "Pedro Sánchez mira hacia otro lado", y aquí las palabras de Carmen Calvo dejando sin importancia la frase de los "ataques al Estado" de Torra se convierten en la excusa perfecta, aunque el Ejecutivo Rajoy también se dio un hartón de marcar distancias entre las palabras y los hechos.

Por su parte, El Mundo parece empezar la semana en baja forma y se limita a un "Los separatistas preparan otro otoño caliente en Cataluña" muy poco imaginativo. En todo caso, feliz lunes a todos.