Alberto Núñez Feijóo considera ha cumplido su objetivo. Bajo el lema “Mafia o democracia”, el Partido Popular ha hecho en Madrid una exhibición de fuerza para plantar cara a Pedro Sánchez y volver a exigirle la dimisión y la convocatoria de elecciones. La protesta llega dos semanas después de que estallara el caso Leire Díez, que salpica al PSOE por presuntas maniobras para desacreditar la Guardia Civil, y la misma semana que los barones del PP se han reunido con el presidente español en Barcelona en la Conferencia de Presidentes. El mensaje de Feijóo iba dirigido a Sánchez: “Deje de esconderse, de mentir y de huir. España ya sabe demasiado lo que han hecho. Ríndase a la democracia, convoque elecciones, las queremos ya. Nadie le votó para hacer esto, ni los suyos”, ha verbalizado el líder del PP. “España está preparada y yo estoy listo y solo falta que usted encuentre el coraje para poner las urnas y preguntar a los españoles”, ha remachado. La delegación del Gobierno cifra la asistencia entre 45.000 y 50.000 personas, mientras que el PP asegura que han acudido más de 100.000 personas. Ha sido la sexta movilización que convoca Feijóo y se ha convertido en la segunda con más asistencia, solo por detrás de la que se celebró en la Puerta del Sol en noviembre de 2023. Hoy han asistido la ocho de los barones del PP (con Carlos Mazón, que ha aprovechado para darse un baño de masas, y sin Alejandro Fernández), junto con los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy, dos asiduos cuando se trata de protestar contra Pedro Sánchez.

🔎 El PP de Feijóo vuelve a salir a la calle apelando a los “españoles decentes” ante la “mafia” de Sánchez

📝 Ayuso vuelve a la carga contra los independentistas: “Sobran los que han expulsado todo lo español”

 

La primera línea de autoridades, con Feijóo, Aznar, Ayuso y los barones del PP / Foto: Europa pres
El PP inunda la Plaza de España de rojigualdas / Foto: EFE

“Españoles, vuestros derechos están en juego y os convocamos para que defendáis vuestros derechos”, ha proclamado Alberto Núñez Feijóo en un discurso con constantes apelaciones a la respuesta ciudadana para hacer frente a Pedro Sánchez. “Sabemos bien que la democracia no se defiende sola. […] Ha llegado el momento de que sus protagonistas y sus propietarios asumamos juntos y efectivamente su defensa”, ha reiterado. “Luchar para recuperar la decencia en nuestro país es una causa noble. No dejéis de hacerlo hasta que devuelvan la palabra y podáis acabar con esto en las urnas democráticamente”, ha insistido. “No hay equidistancia posible: o se está con la impunidad y la desvergüenza, o se está con la honestidad y el respeto al otro”, ha apostillado. Y ha enviado un mensaje para Santiago Abascal, después de que Vox se haya negado a responder la llamada del PP para asistir a la concentración: “Esto no va de siglas y ojalá el resto de líderes lleguen a entenderlo pronto”. Conscientemente, el PP ha evitado sus siglas en el diseño del acto, aunque en más de una ocasión se ha colado una bandera del partido detrás de la intervención de Feijóo.

El líder del PP ha cargado con dureza contra Pedro Sánchez y el PSOE. “España no es un cortijo y los españoles no somos sus siervos”, ha denunciado. E incluso ha acusado a los socialistas de robar: “Los recursos con los que mercadean o directamente roban son de todos”. Finalmente, ha apelado a las instituciones del Estado: “Como el estado funcionará, tendrán que responder ante la justicia aquellos que pretenden controlarla o amedrentarla. Tendrán que cantar ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que han querido ajusticiar”.

 

Las dos caras del PP: Feijóo pide “centralidad” y huir de la “ira” después de que Ayuso hable de “mafia” y de “dictadura”

Los discursos han servido para constatar los dos perfiles dentro del PP. De hecho, el mismo Feijóo lo ha reconocido: “En mi partido, hay distintos estilos e intensidades”. “Pero el mismo objetivo que compartimos: cambiar esta situación y este gobierno”, ha añadido para limar asperezas. El líder del PP pedía dejar a un lado la “furia” aunque “la pida el cuerpo”. “Con esta degradación hemos de acabar los españoles y no lo hagamos enfadados aunque lo estemos. Hagámoslo con grandeza, uniendo a la mayoría silenciosa que ha dejado de serlo cívicamente”, ha verbalizado. “No quiero un frente de la ira porque España no necesita revancha, necesita concordia. España necesita la revolución de la decencia y de la libertad”, ha recalcado. Y ha elogiado la “centralidad” como el “único espacio capaz de volver a reunir a la mayoría de españoles que otros se han empeñado a dividir”. “Esto es lo que va a abrir la puerta al Palacio de la Moncloa”, ha subrayado.

Sin embargo, pocos minutos antes de estas palabras, Isabel Díaz Ayuso había ofrecido su faceta más incendiaria. “Es un gobierno corrupto sin principios ni amor por su nación que fue capaz de poner al frente a personas capaces de fabricar más corrupción para tapar corrupción y eso se llama mafia”, ha proclamado. Ahora bien, en veinte minutos, y a pesar de que era el lema de la concentración, Feijóo no ha pronunciado la palabra mafia en ningún momento. Ayuso la ha empleado en dos ocasiones: “Basta ya de arrinconar, perseguir y despreciar a los españoles a través de prácticas mafiosas”, ha insistido.

 

Y ha aludido también a regímenes no democráticos: “Las dictaduras entran a sorbos, poquito a poquito, de manera inocua, aparentemente inofensiva”. Con críticas dirigidas incluso al Tribunal Constitucional por su futuro aval a la amnistía: “Cuando la democracia popular suplanta a la liberal, se entra en dictadura. Cuando tres valen más que dos al margen de la ley, se entra en dictadura. Que es precisamente lo que pretenden dictar desde el Constitucional”. “España se ha adentrado por la peligrosísima senda de la dictadura de las minorías y de los resentidos”, ha concluido.

Por cierto, en más de un momento Ayuso ha hecho sombra a Feijóo. La presidenta madrileña ha sido la más aclamada y vitoreada cuando las autoridades han llegado a través de un pasillo con vallas hasta la zona reservada para los dirigentes del partido y, cuando hablaba desde el atril, la gente la ha coreado al tono de “Tú sí que vales”, emulando el famoso programa televisivo. Y un detalle más: una pancarta visible en las primeras filas pedía “Feijóo no, Ayuso sí, moción [de censura] ya”.

Feijóo, en el escenario de la concentración, rodeado de banderas españolas / Foto: EFE
El hotel RIU como testimonio de la movilización convocada por el PP / Foto: EFE

Una banda sonora escogida a conciencia

En los 45 minutos previos al inicio del acto político, la batuta la ha llevado DJ Pulpo, el habitual en estas citas. Entre el repertorio, canciones escogidas con la máxima intención. Como ejemplo, tres de las frases que se han escuchado a la máxima potencia desde los altavoces. “Dime por qué no dices nunca la verdad”, de Mentiras de Daniela Romo. “No creo más en tu falso amor. Mentirosa, mentirosa. No vuelvas más aquí, nunca más en mis brazos”, de Mentirosa de Ráfaga. O “Yo soy el jefe de la mafia”, de Venezia de Hombres G. Y tampoco ha faltado Lady de Modjo, que es la canción que parece que al principio diga “Leire”, en alusión a la conocida como fontanera del PSOE.

Entre los asistentes, gente con camisetas de “Me gusta la fruta” (la frase que utiliza Ayuso para insultar indirectamente a Sánchez), banderas de España de plástico que repartían los militantes del PP y que han inundado la plaza y una pancarta con una nueva versión del “Que te vote Txapote”, que hizo fortuna en la campaña electoral del 23J en alusión al etarra Xabier García Gaztelu: “Que te vote Gepetto”, el carpintero que creó a Pinocho, el muñeco de madera a quien le crece la nariz cuando miente.

Los entornos de la Plaza de España han quedado totalmente colapsados. La gente se congregaba tanto en la calle Princesa como en la Gran Vía, las dos calles que desembocan en la también conocida como plaza de Don Quijote por la escultura que hay en medio. Y una tónica en el conjunto de la concentración: la gente se apretaba en las zonas de sombra, aunque fuera entre los arbustos, para protegerse de una temperatura que superaba los 30 grados. En la Gran Vía, por ejemplo, la gente estaba concentrada en los dos carriles de bajada, donde había sombra, mientras que se podía avanzar sin dificultades por los dos carriles de subida, en pleno sol. La gente llegaba hasta a la altura de la calle García Noblejas, cerca de Callao.