¿Qué dices cuándo un fenómeno incontrolable e imprevisible como la erupción de un volcán en La Palma sigue su camino, no hay muertos ni apenas heridos y es igual a las erupciones que todo el mundo conoce? Es complicado. Los títulos de muchas portadas suenan a lata oxidada, porque son una perogrullada o no añaden nada a lo que ya has visto en la tele. El País, por ejemplo, dice que la lava devasta todo lo que toca y eleva el riesgo de gases tóxicos. ¡Sorpresa! El Mundo habla de la "angustia" de la gente que ha perdido casas y fincas. Claro. ¿Qué pensaban? ¿Que cantarían y bailarían? ABC lleva directamente la declaración angustiada de una víctima. Mira por dónde. Ara hace un titulazo diciendo que la lava ha engullido un centenar de casas. La Vanguardia explica que son "centenares", en plural, pero lleva un título más pequeño. ¿Será poca casa para tanto titular o demasiada casa para otro tan pequeño? El Punt Avui afirma que la lava es "imparable" y El Periódico habla de "pánico". Vaya. La Razón titula con una metáfora tremendista: Río de destrucción. ¿Qué dirán mañana? Quizás un título bueno para la portada de hoy es el subtítulo de La Vanguardia: el cataclismo durará semanas. Con la foto de la lava arrasando una casa, como queriendo decir que esta imagen se verá tiempo y tiempo. Es alguna cosa nueva. Eso, que es complicado.

El Periódico lleva un gran titular con el proyecto de ley audiovisual española, elaborado por el gobierno central, que deja desprotegido al catalán y al resto de lenguas cooficiales, en las plataformas (Netflix, HBO, etc.) porque sólo incluye cuotas mínimas para el castellano. Es curioso que el Estado y el gobierno que tendría que proteger una de las lenguas de sus ciudadanos no lo haga por defecto sino sólo cuando es obligado porque necesita los votos o arrastrado por otras presiones, pero no porque consideren que el país es realmente multilingüe y quieran preservarlo así o respete a los hablantes de otras lenguas. No cuesta mucho imaginar qué quieren o qué pretenden cuando redactan las leyes así y en qué consideración tienen a las lenguas cooficiales. Esta nueva regulación, además, también arrebata competencias al Consell de l'Audiovisual de Catalunya, según ha explicado el Govern.

Mentiras y poder judicial

El volcán de La Palma sirve también para que el trío de la bencina siga embolando a la gente sobre la reforma del poder judicial. El Mundo, ABC y La Razón siguen con la matraca de que la Unión Europea pide que se reforme la ley para que sean los jueces quienes elijan a sus representantes en el Consejo General, cosa que hace daño al PSOE porque los jueces son, mayoritariamente, conservadores. Antes de la reforma, sin embargo, quiere que se desbloquee la renovación del actual Consejo, que tiene el mandato caducado desde hace tres años. Eso no gusta al PP, que es el partido que mantiene el bloqueo y que aprobó en solitario la última reforma de la institución, en 2013, reforzando justamente lo que la UE pide corregir.

Tiene gracia que el comisario europeo de Justicia reclame esta renovación después de encontrarse con las asociaciones judiciales en Bruselas. Primero porque la mayoría de los jueces no pertenece a esas asociaciones y también porque estas asociaciones son "un problema para España" porque "representan opciones ideológicas, que se identifican con partidos políticos". Lo dijo en el Congreso el mismo Carlos Lesmes, presidente del Consejo del Poder Judicial que resiste hace tres años la renovación y que nunca, ni cuando fue director general de Justicia con José María Aznar y podía hacerlo, movió un dedo para promover una reforma de la justicia en el sentido que pide la UE. Eso no lo encontrarás en estos diarios. Suerte que La Vanguardia y El País lo explican bien.

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