Qué éxito, el pacto entre el PSOE y Sumar. La foto de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz aparece en todas las portadas de los diarios impresos de Barcelona y Madrid. Solo El Punt Avui no la tiene como imagen principal. Pueden destacarse algunos matices —del todo opinables, claro está—. El País transmite la sensación de que se reeditará el artefacto político que apoyó al llamado gobierno más progresista de la historia y que la Moncloa ya está completamente atada. La Vanguardia, en cambio, enfría un poco el entusiasmo. Dice que el “pacto social” firmado por ambos socios “aún no tiene la mayoría” y puntualiza, en un subtítulo, que disgusta a las patronales, a ERC y al PNV. Evidentemente que varios puntos del acuerdo chocan ideológicamente con el diario de los Godó —la reducción de la jornada laboral, por ejemplo—, pero también es verdad que al PSOE y a Sumar aún les faltan votos para constituir una mayoría en el Congreso y no sobra indicarlo. El Punt Avui parece que también va en esta línea con el título “Acuerdo supeditado”, que se hace extraño de leer porque le faltan verbo y predicado. También el diario Ara, que sí lo especifica al añadir “…a la espera del independentismo”.
El título del día sobre este asunto es el de El Mundo. Sin duda. Es genial: "Sánchez y Díaz pactan disparar la presión fiscal y trabajar menos". ¿Quién puede decirles que no? Puedes quejarte del “disparar”, que quizá sea demasiado: habrá a quien le parezca que todavía los suben poco, los impuestos. La portadología es volátil y discutible, ya se ha comentado aquí varias veces aquí, pero es mejor lo del “pactan trabajar menos” que el título principal, donde el tabloide ultra solloza que Puigdemont “exige la ‘nación catalana’”, que tiene de novedad lo mismo que el retroceso del delta del Ebro: ninguna. Solo una paranoia nacionalista muy paleta y obcecada justifica haber dejado perder un titular tan mordaz y con tanta mala leche como el del “Sánchez y Díaz pactan trabajar menos”. No hay derecho. El Mundo original, el de los inicios, que no era tan adusto y se lo tomaba todo con una pizca de sal, habría sacado más partido a la ocasión. En fin. Amiga, date cuenta: ¡España se rompe!
Otra pieza que merece la pena señalar es un subtítulo de La Vanguardia donde, bajo el epígrafe “Medio ambiente” parece lamentar el proyecto de limitar los vuelos si el trayecto no es muy largo y lo cubre el tren. “El puente aéreo, en peligro”, dice el diario. Parece que, de buen rollo, se ría de sí mismo, que es como el diario oficial de las “élites catalanas […] coordinadas en el foro Puente Aéreo (un nombre ridículo que me evoca filas de corbatas y ojos legañosos encajonados en un monopolio estatal con alas)”, como dijo Carles Boix hace muchos años, describiéndolo como un encuentro de “cínicos [que] solo esperan mantener su maquinaria privada de intermediación de favores entre la provincia y el centro [y] socios más honestos o idealistas reflejados en el ejemplo de sus tatarabuelos, que obtuvieron el arancel a base de viaje en ferrocarril”. Quizás sí que es una humorada del diario, un golpe escondido.
