Desánimo es el que causa la lectura de las portadas de este sábado, que presentan la versión más primitiva, incivil y salvaje de la España política, si es que existe otra. Un país comandado por gente incompetente y negada para ponerse de acuerdo incluso en aquello que es el pan con chocolate de la cosa pública en cualquier democracia como es cumplir las leyes —la Constitución en este caso— y sentarse, hablar y pactar para que las instituciones funcionen y atiendan a los ciudadanos.

Qué panorama. Uno de los principales partidos de gobierno, el PP, revienta un acuerdo que ya estaba casi hecho para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el órgano de gobierno de la Justicia, que hace cuatro años tiene el mandato caducado. Tras la decisión hay un líder débil, Alberto Núñez Feijóo, atado de pies y manos por los sectores más duros de la derecha judicial, económica y mediática. La excusa es que el gobierno español, con afán de pacificar el conflicto catalán por vías políticas, quiere reformar el delito de sedición, un desorden público que el Código Penal castiga con la misma pena que un homicidio y que no tiene parangón en ningún país de Europa. También el afán de venganza contra los líderes el independentistas, especialmente los del exilio.

Mientras estalla esta "crisis de Estado", como bien dice Ara,"el mayor estropicio en 44 años", como lo califica Juan Manuel Romero en El País, el rey Felipe VI, el jefe del Estado, preside la entrega de unos galardones donde pronuncia un discurso infantil, tópico y hueco, del cual la idea más destacable es "hoy construimos España construyendo Europa", según La Razón, o que "la guerra nunca destruirá la cultura", según El Mundo. Vaya. El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, gira por África y reacciona a todo mientras sube y baja del avión oficial, ora en Nairobi, ora en Luanda. Todo esto ocurre mientras el crecimiento de PIB se detiene (0,2% el último trimestre), la inflación se mantiene alta, al 7,3%, un escenario de riesgo para la economía, el Banco Central Europeo sube el precio del dinero al 2% y los tenderos están ahogados por el precio de la luz, como explican La Vanguardia y El Punt Avui.

Si conectas todos esos puntos con una línea, el dibujo que sale no es el de una "democracia plena" ni el de un Estado con instituciones funcionales, una cultura política madura, una sociedad abierta y unos medios de comunicación a la altura. Lo confirma la entrevista de El Mundo a Cuca Gamarra, la jefa del Grupo Popular en el Congreso. "Echo de menos el bipartidismo", dice ella. El bipartidismo, la opción binaria, simplista y cainita, de los unos contra los otros. Este es, en una sociedad compleja y fluida, con una guerra por vecino, el anhelo y el ideal de Gamarra, el perímetro máximo de cultura política a que aspira y que propone, los límites mentales y culturales de su liderazgo. La estrechez. La mezquindad. La miseria.

La Vanguardia
La Vanguardia
Ara
Ara
El País
El País
El Mundo
El Mundo
El Periódico
El Periódico
ABC
ABC
El Punt Avui
El Punt Avui
La Razón
La Razón