Sin el Trío de la Bencina, sus perras y rabietas, la portadología sería el rincón de una buhardilla, una nota al pie de la página 532, un cameo de dos segundos en una película de serie B, un trasto en un almacén cutre. Este miércoles, la tripleta madrileña vuelve a salvar el día al comentarista, con un ataque combinado contra las reformas del Código Penal que este viernes aprobará la mayoría gubernamental en el Congreso de los Diputados. Dicho así, parece que no tenga gracia y sea un día cualquiera. Pues no. La gracia y la novedad del día es que el diario de referencia de Barcelona, el diario al que todo el mundo adora criticar, abre portada y explica con en un título sencillo el origen de la hostilidad y rabia que resecan el corazón de los tres diarios impresos que se disputan al público que va de la extrema derecha a la derecha extrema y que dan vida al Quioscos & Pantallas o, cuando menos, alegran la tuya, que es lo que cuenta.

Tiene mérito y hay que destacarlo porque el título no contiene una opinión o una interpretación de La Vanguardia, sino un hecho comprobable empíricamente. Podríamos hablar, más que de un hecho, de un metahecho, de un überhecho, un complejo de actos del gobierno español que el diario de la Diagonal sintetiza en el concepto "ofensiva legislativa" que emplea desde hace varios días para darle entidad individual. Sería un equivalente a "el General Invierno", expresión que gusta mucho a alguno de los comentaristas de la misma casa, que reúne en un solo concepto las variadas dificultades de la guerra en la estación fría. En fin. Este es el título de La Vanguardia: "La ofensiva legislativa de Sánchez avanza pese a la fractura de la izquierda". Pues eso mismo es lo que pone del hígado a El Mundo, La Razón y ABC. La combinación del verbo "avanza" y la preposición "pese a" es lo que les da más rabia que un dolor de muelas. No tienen manera de tumbar ni un mal decreto-ley desde la portada y el gobierno español —ilegítimo, incompetente, fracturado— y su mayoría —comunistas, terroristas, separatistas— va haciendo a trancas y barrancas pese al relato peyorativo y tremendista.

No salen de su asombro. Por eso La Razón y El Mundo cuelgan en su tendedero de portada a "los juristas" y "Anticorrupción", dos fuentes indeterminadas y terroríficas, que dicen que todo irá fatal si se aprueban la reforma de la sedición y de la malversación, que se vaciarán las prisiones y el fin del mundo llega al día siguiente. La desesperación tiene que ser muy grande para que los diarios del Trío de la Bencina hagan salir en portada a Emiliano García Page, presidente de Castilla-La Mancha, a un irrelevante cacique local socialista —"barón regional", le llaman—, famoso gracias a intervenciones como la de este martes, en que califica de "delincuentes" a los líderes del 1-O condenados por el Tribunal Supremo y avisa a Pedro Sánchez de que con "los delincuentes" no se negocian las condenas. El País tampoco ha podido privarse de llevarlo en primera, aunque lo tiene de subtítulo en una columna arrinconada. Pero lo tiene.

Da que pensar. Si un despropósito furioso y antihistórico —el Código Penal se ha reformado por motivos políticos cien veces— como el de Page llega a las portadas es que les merece algún valor y como es imposible que la autoridad de aquellas palabras provenga de los méritos de quien las ha pronunciado, será que piensan que el hombre tiene un poquito o un muchito de razón y, siempre, porque menoscaba un gobierno que sienten perjudicial y les es insufrible. En Menorca tienen un refrán que habla de morir de rabia como los capsigranys (alcaudones) porque —dicen— este pájaro (Lanius senator) es tan irritable e irascible que, si se la enjaula, embiste los barrotes hasta sangrar. De aquí viene el uso de capsigrany como calificativo, a veces insulto, de la gente de poco juicio, tarambana y saltabarrancos, con el permiso de Rodolf Llorens i Jordana, que Dios tenga en su gloria.

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