Las portadas del día de reflexión suelen ser escenario de las preferencias de los diarios o las dejan adivinar. No en el sentido chapucero de que se les ve el plumero o que enseñan la patita —eso ya se ha manifestado desde antes del inicio de la campaña. Es más bien una manifestación indirecta, una propensión insinuada, una indicación tácita. Decir sin decir. Muchas veces es pelín inconsciente, mitad ganas de influir —o de salir del paso— y mitad inercia de la línea editorial y la cobertura precedente. Es normal. Incluso inevitable. La Vanguardia y El Mundo, por ejemplo, presentan estas elecciones municipales y autonómicas como una competición entre el PSOE y el PP aunque entre la posición, la mentalidad y el sentimiento de estos dos diarios haya un himalaya, un océano, un universo. Dirás: ni Pedro Sánchez ni Alberto Núñez Feijóo se presentan. Técnicamente es así. Uno y otro, sin embargo, han intervenido en campaña como en una primera vuelta de las elecciones generales, que todo el mundo espera para finales de 2023. La interpretación de las municipales como el partido de ida de una final, pues, es más que posible.

Se hace extraño —muy extraño— que la cabecera de referencia de Catalunya, el diario que todo el mundo se complace en reprobar o alabar, no abra su primera este sábado con la contienda por Barcelona. Es el duelo del que está pendiente la inmensa mayoría de los lectores de la versión impresa y de los catalanes, no digamos de los barceloneses, que son los que más vanguardias compran. ¿Qué interés tiene esta portada con un título del viernes si ni en Barcelona ni en Catalunya tenemos registro de ningún lodazal electoral? Parece un diario español —sea dicho, sobre todo, en sentido geográfico, que nadie se enfade— o al que le han temblado las piernas y se ha borrado del tema. O todo a la vez. Es inverosímil pensar que no ha sabido producir un título adecuado y ha optado por masticar uno entre estrambótico y desconcertante, porque el diario no carece de cerebros —al contrario.

Ara se las arregla con más maña y un título de sabor demoscópico ("En manos de los indecisos") y una ilustración tópica y resultona de los cuatro candidatos que se disputan Barcelona. Además, encaja con los últimos eslóganes de su promoción guerrillera y retro, unos carteles que cuestionan la coherencia de no pedir nunca nada en el restaurante sin leer la carta y votar sin informarse bien antes. Eso. El diario quería decir alguna cosa y ha escogido pinchar a los indecisos. Servicio público. En cambio, El Punt Avui dedica a la cosa solo la mitad de la portada con un título incoloro, inodoro e insípido: "Recta final". Se conoce que no quieren decir nada y chutan la lata de la portada hasta que toque hacer la de mañana. También podría ser que estén aburridos porque, por el mismo precio, no se les ha ocurrido abrir con la entrevista a Joan Laporta, más interesante que cualquier otra cosa publicada en cualquier otro diario.

El Periódico también apuesta por abrir con la contienda por Barcelona. Se le ven todas las costuras: la portada vota socialista. Tiene que ser cosa bien deliberada o bien dictada, porque al título es desinflado y sin ganas, tal vez porque el diario, en la última década, derrotaba hacia los comuns de Ada Colau y siempre ha sido el diario más local de la capital. En este sentido, también españolea demasiado —geográficamente hablando, etc.—. A ver, ¿es noticia que Pedro Sánchez considere "fundamental" la victoria de Jaume Collboni en Barcelona? Si hubiera dicho lo contrario, pues mira. En fin. En el antetítulo tampoco se han matado y anuncian que la campaña se ha cerrado con unos mítines. Sí, claro.

La primera página de El País es administrativa y provincial, con un título amuermado y sin chispa —después de una portada viene otra— y parece que se desentienda de la dificultad de las elecciones y sus hechos más desagradables. En los subtítulos se anima. Si te fijas, echa un piropo a Pedro Sánchez ("campaña positiva") y lo contrapone a la última tontería trumpista de Isabel Díaz Ayuso. También se ha ahorrado la agonía de escoger una foto politiquera y publica una tristísima de la Feria del Libro de Madrid dónde no se ve ni feria, ni libros: son todo paraguas. Fatal. Hala, a reflexionar y a decidirse.

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