Te tienes que reír de las portadas del Trío de la Bencina, que no saben cómo esconder, disimular y disfrazar el frenazo en seco sufrido por el trompeteado "efecto Feijóo", que parecía un tsunami cósmico que tenía que matar de un solo golpe a Vox y a la coalición socialcomunista-terrorista-independentista que apuntala al gobierno de Pedro Sánchez. Ya veremos adónde llegan las medidas anticrisis anunciadas por el presidente español, que tiene un prestigio de engatusador profesional muy bien ganado. Hoy, sin embargo, toca señalar que la derecha impresa —como sus terminales audiovisuales— no sabe qué le pasa. El castillo de cartas ha caído y ahora se miran las manos vacías como un mago mediocre a quien se le ve el truco y sabe que todo el mundo se da cuenta de que su magia es una engañifa barata.

El Mundo, como siempre, ocupa el cajón más alto del podio del ridículo en su afán de recrear la realidad. Dice el tabloide ultra que "el giro de Sánchez descoloca a Yolanda Díaz" y lo prueba con "la expresión seria y la ausencia de aplausos" de la vicepresidenta. Vaya. ¿Son periodistas o adivinos? Quizás ha quedado descolocado el PP, que no respondió a ninguno de los planteamientos y propuestas de Sánchez. Hablar de ETA, poner en duda los datos oficiales o decir que el presidente del gobierno español es antipático no parece ninguna alternativa política y económica seria a la crisis desatada por la guerra de Ucrania y la inercia postpandemia. ABC reacciona como un adolescente a quien han castigado sin móvil y hace una lista del aumento de precios de varios comestibles que parece un mural de cuarto de ESO. "Castigo al bolsillo", se titula, y lo acompaña un texto que no logra culpar al gobierno español de la inflación. Qué poca imaginación. La Razón prueba otra vía para hacer quedar mal al ejecutivo español: acusarlo de tumbar "las expectativas de pactos de Estado" con el PP. Vaya. Encima, en un subtítulo, dice que "Sánchez se queda solo con sus socios". Veamos, queridos, que Sánchez y sus socios suman mayoría en ambas cámaras y vuestro título recuerda aquel otro de un diario británico: "Niebla en el Canal. El continente, aislado".

Entretanto, ninguna portada recoge nada de los audios grabados por el excomisario José Manuel Villarejo que comprometen gravemente al juez Fernando Andreu, de la Audiencia Nacional. Villarejo informó a Andreu, entre risotadas, que la cuenta corriente en Suiza con 13 millones de euros atribuida a Xavier Trias era una falsedad urdida por el comisario Enrique García Castaño, El Gordo, jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo de la policía española, publicada por el diario El Mundo y reproducida sin comprobar por casi todos los medios. Era una comida, celebrada en noviembre de 2014, a la que asistían Villarejo, Andreu, el presidente del diario La Razón, Mauricio Casals (también alto cargo del Grupo Atresmedia, el de La Sexta de Antonio García Ferreras), y el comisario José Luis Olivera, entonces director del centro contra el terrorismo y el crimen organizado, el CITCO. En la comida se escuchó una llamada del secretario de estado de Seguridad, Francisco Martínez, mano derecha del ministro Jorge Fernández Díaz. Que no falte de ná.

¿No es portada un juez de la Audiencia Nacional y un alto mando policial que se enteran de varios delitos y no hacen nada? ¿Qué es portada, pues? Por mucho menos se han abierto primeras páginas sobre independentistas o podemitas con fabricaciones policiales y/o judiciales. ¿Tienen miedo? ¿No les interesa o no les parece lo bastante grave? ¿Protegen a alguien? ¿Están de acuerdo con la actuación de Andreu, Olivera y compañía? La Vanguardia, por ejemplo, abre portada diciendo que la guerra de Putin causa cada día 230 muertes. Qué horror, oiga. ¿Les parece extraño que en una guerra muera gente? ¿Son muchos muertos? ¿Son pocos? En abril de 2020, la covid-19 causaba aun más muertes diarias en Catalunya, sea dicho para comparar. El Punt Avui habla de la demanda de electricidad. Ara dice que Junts noséqué. El Periódico, que hace mucho calor. Los diarios impresos de Madrid ni están ni se les espera. Claro que cada diario da importancia a lo que quiere —la libertad siempre por delante— pero sus decisiones también manifiestan su mejor o peor criterio, sus debilidades y aciertos. Si, en este caso, no quieren parecer parte de la conjura de políticos, policías, jueces y periodistas irregulares y corruptos, ese silencio de portada, parecido a la omertà mafiosa, no parece la mejor de manera de probarlo.

La Vanguardia
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El Periódico
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El País
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El Mundo
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