La Vanguardia abre hoy portada con la propuesta del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, "de abrir un debate leal, pero sano y necesario, sobre la ubicación de instituciones del Estado en todo el país y no sólo en la capital de España". El diario de la Diagonal transforma una idea vaga, imprecisa y vaporosa en un proyecto político de altos vuelos, que nos transporta a los tiempos en que Pasqual Maragall proponía trasladar el Senado a Barcelona. A base de repetirlo y no hacer nada, ni un mal estudio de posibilidades, la idea acabó en un chiste que reaparece cada campaña electoral como ejemplo de trampa política, como el famoso "apoyaré" de José Luis Rodríguez Zapatero al Estatut, una de las historias de pescador más logradas de la política española de este siglo.

El título del diario, pomposo y grandilocuente, expresa más un deseo del diario que un propósito firme. Promesas así ya hemos escuchado muchas y esta tiene el mismo aire de bluff que la del Senado. La realidad es que la única vez que se aplicó una cosa por el estilo fue en 2004, cuando Maragall, entonces President de la Generalitat, y José Montilla, ministro de Industria, acordaron el traslado de Madrid a Barcelona de la sede de la Comisión Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones. El Tribunal Supremo anuló la operación en respuesta a un recurso de la Comunidad de Madrid. Este viernes, en réplica a las intenciones de Sánchez, la presidenta de la región de Madrid, Isabel Ayuso, ya ha dicho que hará todo lo que sea para impedir cualquier traslado.

No hace falta que Ayuso sufra. Otra Isabel, la ministra de Política Territorial Isabel Rodríguez ya ha hecho saber que no se trata de deslocalizar organismos sitos en Madrid, sino de situar en otras ciudades organismos públicos o departamentos ministeriales de nueva creación, o futuros proyectos de empresas del Estado, según explica la misma La Vanguardia. Tiene gracia que sea el único diario que se entusiasma con la propuesta de Sánchez. Mirándolo bien, sería mejor noticia si el gobierno español se decidiera a poner al día el sistema de financiación autonómica, caducado en 2013, y a ejecutar de verdad las inversiones que cada año compromete en los Presupuestos Generales del Estado, de las que Catalunya siempre sale escaldada. Este año es la segunda comunidad que menos recibe del Estado, junto con el País Valencià, según los datos del Ministerio de Hacienda. Es decir, mucha portada y pocas nueces.

Quizás todavía llama más la atención la ausencia en las portadas de los prometedores resultados de los ensayos de la nueva píldora contra la covid que han desarrollado las farmacéuticas Merck y Ridgeback Therapeutics. Los primeros resultados muestran que la píldora reduce a la mitad el riesgo de muerte o de hospitalización de los infectados de covid y casi elimina el riesgo de muerte. El fármaco, denominado molnupiravir, evita la reproducción del virus si se toma en los cinco días posteriores a la infección. A diferencia de los tratamientos actuales, el molnupiravir puede administrarse en casa, cosa que lo hace más accesible y aligera la presión sobre los hospitales. Sólo Ara juega este avance en su portada. Pero, claro, qué es eso comparado con la posibilidad de que se instale en Palamòs, Tortosa, Berga o Vielha el centro de proceso de datos de la Seguridad Social o el centro de competencias digitales de Renfe? No hay color.

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