Es destacable, muy destacable, el hecho de que ningún diario impreso de Madrid haga mención en portada de la reunión entre la consellera de la Presidencia, Laura Vilagrà, y el ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños. Si las portadas de los diarios son indicadores del interés por los asuntos públicos o señal de su relevancia en la vida política, el encuentro y su resultado —un documento de dos páginas "pobre, genérico e inútil," según el editorial de ElNacional— no tienen interés ni relevancia en el vaivén público español, al decir la prensa de Madrid. Cabe decir que un diario sí lleva algo en portada y es La Razón, el diario del Grupo Planeta que, quizás por el origen de la propiedad y del director, es un poco más sensible a los azares de la política catalana.

En cambio, para los diarios de Barcelona, es el hecho del día, y los títulos son una competición para ver quién presenta el encuentro y el documento con más bombo y más platillos. Es lo que parece, ma non troppo. La Vanguardia lo ve como una estrategia destinada a sostener los mandatos de los gobiernos implicados, una operación de respiración asistida para los ejecutivos de la Moncloa y la plaza de Sant Jaume sin más trascendencia respecto a resolución del conflicto de fondo entre Catalunya y España (llamémosle así para ir rápido, que ya sabemos de qué hablamos). El Periódico, quizás con demasiada emoción y épica, habla del "último tren del diálogo" en su título principal, mientras que los subtítulos echan agua al vino y especifican que el resultado de la reunión Vilagrà-Bolaños es poco concreto y no aborda el CatalanGate, el caso de espionaje al independentismo catalán por los aparatos judiciales, de inteligencia y policíacos del Estado español. Ara está a un paso de tirar cohetes y explica que se reanuda la mesa de diálogo, porque el documento final prevé convocarla dos veces antes de que acabe el año. A la vista de cómo han ido las cosas hasta ahora, quizás valía la pena ser más escéptico. El gobierno español no piensa en la mesa, y la prueba es que mientras la parte catalana sabe de qué quiere hablar y en qué términos, la parte española no ha presentado ni una mala propuesta y ni ha vuelto a convocarla tras la primera y protocolaria reunión. Para llamar diálogo a esta situación hay que hacer un esfuerzo de imaginación y creatividad enorme que tiene que ver con lo que uno querría pero no mucho con la realidad. Es lo que dice El Punt avui, con un título socarrón ("Viernes, diálogo"), que suena a los carteles de los restaurantes que anuncian "jueves, paella".

Comparar las portadas de Madrid y Barcelona de este sábado es una muestra clara de los dos universos políticos paralelos y desconectados en que viven unos y otros. Mientras que para los de Barcelona el contacto entre los gobiernos catalán y español es el hecho del día, en la prensa impresa de Madrid causa más impacto la presentación del nuevo movimiento político de la vicepresidenta Yolanda Díaz que los tratos entre Laura Vilagrà y Félix Bolaños. Si la actual versión de la "cuestión catalana" no genera ni un titular de portada en Madrid en un día en que tampoco hay noticias de mucho relieve —salvo el asesinato del exprimer ministro japonés, Shinzo Abe— significa que la cuestión catalana es cosa parecida a una lata que te encuentras por la calle y, rutinariamente, te la vas sacando de encima a patadas sin hacerle caso. ¿Qué dice esta situación del estado del movimiento independentista, de su liderazgo, de su vitalidad y perspectiva de influir en la política, del respeto que merece —o no? No parece señal de buena salud.

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