Llama la atención en las portadas de hoy esa noticia pequeña (salvo en El Mundo, que la lleva abriendo) sobre las dimisiones de tres miembros independientes de la Junta de Gobierno del Institut Català de Finances (ICF). Prefirieron marcharse antes que arriesgarse a la justicia española o al Tribunal de Cuentas. Por miedo, como dijo Ara de los bancos hace un par de días, en un titular memorable. El miedo oxida la voluntad incluso para aceptar que lo tienes. Conseguir que gente hecha y derecha haga o deshaga por temor o por favor —que se coaccionen ellos solitos— y no libremente es el gran éxito de la represión. Naturalmente, ningún diario explica las cosas así porque... ¿por qué? Exactamente.

Otra sorpresa de las portadas de hoy es que ni una informa del voto particular del magistrado del Tribunal Constitucional, Juan Antonio Xiol, que alerta del predominio del "esencialismo" entre sus colegas de tribunal a la hora de interpretar la Constitución "hasta poner en entredicho aspectos básicos del estado de derecho". El hombre alude al derecho a no sufrir torturas, tratos inhumanos ni degradantes; al derecho a la intimidad; a la presunción de inocencia; al principio de legalidad en el cumplimiento de las penas; la libertad de expresión o el derecho a no ser juzgado en segunda instancia sin ser escuchado. Ahí es nada. Todo eso, añade Xiol, se paga en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que ya ha corregido unas cuantas veces al  TC justamente con los argumentos de este magistrado. El voto particular no es cualquier cosa y sorprende que no tenga presencia en primera página, aunque seguramente no se debe al mismo motivo que ha impulsado a dimitir a los directivos del ICF. Seguro que no.

La mejor foto de los Juegos Olímpicos

Los Juegos Olímpicos están presentes en todas las portadas y la selección de la fotografía dice algunas cosas de cada diario. Como ya se ha dicho aquí muchas veces, el comentario de portadas tiene más de magia que de ciencia exacta, aunque para hacer de mago conviene saber unas cuantas cosas y alguna maña. Puesta la venda antes de la herida… las mejores fotos del acontecimiento son las de La Vanguardia y de Ara, por la sencilla razón que el numerito del globo terráqueo hecho con drones fue el momentazo de una ceremonia sin público, fría y gaseosa. Al País y a El Punt avui les ha parecido que esa foto es el momento de los fuegos artificiales y no es difícil defender que es una elección noble pero peor, porque esa escena la hemos visto mil veces, mientras que la bella coreografía de los drones, con toda la proeza tecnológica que lleva detrás, no.

Un segundo bloque de diarios es el que escoge el momento en que Naomi Osaka, la tenista de padre haitiano y madre japonesa, enciende al pebetero. Son El Periódico y ABC. Aunque la estrella de la WTA ha demostrado una personalidad poderosa al plantar cara —y plantarlos, literalmente— al establishment tenístico en Roland Garros (abandonó el torneo porque lo obligaban a asistir a las ruedas de prensa después de los partidos), el momento es uno muy tópico. Sólo los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona han conseguido hacer una escena memorable del encendido de la llama olímpica.

Finalmente, están los diarios que eligen la foto de la delegación española desfilando tras la bandera. Son El Mundo y La Razón. No se podía saber. El comentario sobre el uso de los Juegos Olímpicos como escaparate del patriotismo carajillero es robado al filósofo Joan Garcia del Muro, que ayer hizo este tuit: "¡Genial! Después de desfilar los doscientos países detrás de sus banderas nacionales, se ponen todos [los atletas] juntos a cantar Imagine de Lennon: Imagine there's no country. It is not hard (Imagina que no hay países. No es difícil). La postmodernidad ha llegado a los Juegos!" Grande.

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