El tabloide ultra abre portada con la denuncia de la fiscalía al Barça, a los expresidentes del club Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, a los ejecutivos Òscar Grau y Albert Soler y al exvicepresidente del Comité Técnico Arbitral, José María Enríquez Negreira, a quien el Barça pagó 7,3 millones como asesor. El Mundo se vanagloria de que la fiscalía incluya en la denuncia "todas las primicias" del diario sobre el asunto. Claro que sí. De hecho, la fiscalía solo disfraza jurídicamente las fabricaciones impresas, como la del mismo título de portada de este sábado. El diario, al que hace muchos años que le da lo mismo seis o sesenta, da los delitos por cometidos desde el primer día. La fiscalía, sin embargo, tendrá que probar que el dinero servía efectivamente para que Negreira "realizase actuaciones tendentes a favorecer al FC Barcelona en la toma de decisiones de los árbitros [...] y así en los resultados de las competiciones".

Este pitote coincide con la apertura de una investigación sobre la llamada "operación Catalunya" en el juzgado de instrucción 13 de Madrid, que ha admitido a trámite la querella presentada por el mismo Sandro Rosell —qué coincidencia— contra cuatro policías, entre ellos José Manuel Villarejo. Este excomisario, que aparece siempre como jefe operativo de las cloacas del Estado, ya declaró al juez que Esteban Urreiztieta —uno de los periodistas que firman "las primicias" sobre el caso Negreira—, era "uno de sus periodistas". Vaya por dónde.

Las coincidencias van más allá. En el caso del Barça se ha seguido una variante del mismo manual de los escándalos de la operación Catalunya, del que El Mundo es, para entendernos, como el diario oficial. El mecanismo ha vuelto a explicarlo esta semana La Vanguardia: "Un equipo coordinado por [Villarejo] elabora informes que, tarde o temprano, acaban en ciertos medios de comunicación [...] recibiendo alguna de las andanadas previstas por el agente: o titulares de la prensa coaliada o querellas judiciales, basadas a veces en supuestos pufos descubiertos por aquellos medios". La Vanguardia también recuerda que en la primera filtración directamente vinculada a la operación Catalunya la publica El Mundo. Decía que los Pujol tenían 137 millones en Ginebra, según un borrador de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la policía española. El borrador nunca existió: era un invento de Villarejo. El diario nunca lo comprobó.

La periodista Patricia López —que con Carlos Enrique Bayo publicó en el digital Público numerosas investigaciones sobre las cloacas— ya explicó al Parlament cómo se manipula la opinión pública con la colaboración de algunos medios y periodistas, que dan verosimilitud a los montajes de Villarejo y sirven de pretexto para poner en marcha las causas judiciales. Esta música es muy parecida a la que toca este sábado la portada del tabloide ultra. También sirve para esconder que el diario trabajaba de capataz en el estercolero de la operación Catalunya, en la cual tuvo un papel protagonista. ¿Por qué ahora haría otro papel? Puedes engañar a algunos siempre o a todo el mundo una temporada, pero no puedes engañar siempre a todo el mundo. Este sábado, a El Mundo se le ve el plumero porque repite en portada un número del que ya sabemos el truco.

BOLAS EXTRA. ¿Alguien repasa los títulos de portada en La Razón? Uno dice que "Xi Jinping obtiene un histórico tercer mandato presidencial por unanimidad". Qué sorpresón eh. La Vanguardia abre portada con una primicia: el Barça ya tiene el dinero para la ampliación del Camp Nou. Enhorabuena por la exclusiva —y por la aclaración, porque el pasado 12 de febrero, en una larga crónica, dejaba en duda que la directiva de Joan Laporta pudiera sacar adelante el proyecto. El Mundo, que si se muerde se envenena, dice que el ministro Escrivá "carga la reforma de las pensiones sobre empresas y trabajadores". Claro. ¿A quién quieren que la "cargue"? ¿A los parados? ¿A los marcianos?

El Mundo
El Mundo
La Vanguardia
La Vanguardia
El Periódico
El Periódico
El Punt Avui
El Punt Avui
Ahora
Ara
El País
El País
ABC
ABC
La Razón
La Razón