La portada de todos los diarios de Madrid —y de La Vanguardia— lleva la foto de los reyes de España en la reproducción del zulo donde la banda terrorista ETA tuvo secuestrado 532 días al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara y 117 días al empresario Julio Iglesias Zamora. Es parte del Memorial de las Víctimas del Terrorismo inaugurado en Vitoria, un proyecto que "no olvida ninguno de los terrorismos que hemos sufrido [aunque] tienen un espacio relevante las víctimas de ETA porque es el terrorismo que más daños personales, más víctimas y más impacto político ha provocado", según el periodista Florencio Domínguez, director de la cosa. Eso explica que de las tres plantas del Memorial, dos y cuarto se dediquen a ETA y el resto a otros terrorismos ("Ultraderecha y parapolicial, el de extrema izquierda, sobre todo los Grapo, y el yihadista"). Los objetivos del centro son "construir la memoria colectiva de las víctimas y difundir los valores democráticos y éticos". Magnífico.

El País escribe un pie de foto notarial, como una de esas listas de objetos a subasta. Utiliza un solo adjetivo —"pequeño"— en referencia al zulo y a fe que no se equivoca porque era pequeño de veras. La Vanguardia hace poco más o menos, con una pizca más de sal ("la imagen más impactante"). Los otros tres diarios, el Trío de la Bencina, ya es otra cosa. El Mundo habla de "zulo de la vergüenza que sepultó a Ortega Lara", con un respeto relativo por la lengua española y ganas de caldear el ambiente. La Razón habla sólo de "las víctimas de ETA" y olvida al resto de las que el centro memorializa. ABC se apunta a ser exacto y habla de "víctimas" sin más. En cualquier redacción de los hechos —más rigurosa o más visceral—, el hecho de que la foto sea la que es no deja mucho espacio a interpretaciones. Cuando se habla de terrorismo se habla de ETA y cuando se habla de víctimas también. Hablar de "terrorismos", como hace La Vanguardia, no está bien visto.

El caso es que también ayer lunes arrancaba el PP su campaña de recogida de firmas "Por la Constitución, la Justicia y por España", que es el paraguas conceptual que esconde el objetivo real: un gran show patriotero contra los indultos a los condenados por el 1-O y en favor de la represión judicial y administrativa del independentismo. Los académicos lo llaman "el silbato del perro". Son palabras o conceptos de doble sentido: su literalidad inocua esconde y presenta al mismo tiempo lo que realmente quieres decir. Es una campaña parecida a la del 2004 contra el Estatut, que los mismos promotores vendían a pie de calle como "contra los catalanes" o "contra Catalunya". Es muy feo llamarlo así oficialmente y de ahí el lema "Por la Constitución, la Justicia y por España", que todo el mundo sabe qué quiere decir. A los diarios también les va muy bien, porque técnicamente no cuentan ninguna mentira al repetir el lema, pero ellos mismos saben que engañan a la gente al no explicar claramente qué hay detrás. Alerta a los que se indignen: pasa en todas partes, no sólo en España. El Make America Great Again de Trump, por citar un caso, era también un silbido de perro que escondía el racismo de su campaña, etcétera. En todas partes cuecen habas.

Puestos a esconder esta nueva campaña "contra los catalanes" o "contra Catalunya", la visita de los reyes de España en Vitoria ha proporcionado a los diarios una buena alternativa para la foto principal de portada —quizás no lo habría sido de cualquier manera, vete a saber, pero tiene pinta de que sí. Una foto como la de Ara, único diario que la destaca en primera página, mientras que La Vanguardia la da pequeña. ¿Qué no pagarías por haber presenciado el debate de portada del diario entre quienes preferían la foto de los reyes y quienes preferían la foto de la campaña del PP? En fin. Se puede decir que ETA y los reyes le han hecho un favor al PP, ahorrándole quedar mal en las portadas. Seguramente, muy seguramente, ha sido una casualidad afortunada que coincidieran ambos acontecimientos.

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