La emergencia decretada a causa de la sequía reina en todas las portadas de los diarios catalanes. Estábamos avisados desde los dieciséis meses sin lluvia entre 2007 y 2008. Para ahorrar al país otro episodio de sequía prolongada, el Govern previó nuevas inversiones en infraestructuras hídricas. Se pusieron en marcha las desalinizadoras del Tordera y del Prat y una nueva planta de regeneración de agua. A finales de la primavera de 2008, sin embargo, volvió a llover y los embalses recuperaron el nivel de reservas de agua. Volvieron los hábitos de consumo de antaño y las infraestructuras pendientes —entre ellas otra desalinizadora entre Cubelles y Cunit— se aplazaron sine die. El Govern no lo ha hecho bien desde 2008, pero el periodismo, que debía fiscalizarlo y vigilarlo, tampoco mucho. Los diarios hacen hoy las portadas que debían publicar entonces, cuando tenían que golpear como un martillo sobre el compromiso de dotar al país de las infraestructuras prometidas, que ahora serían tan bienvenidas.

Es ciertamente estúpido acusar al Procés independentista, como hace ABC en la segunda portada que publica en página 2. Una sequía como la actual era casi imposible de prever. Además, los gobiernos están endeudados hasta las cejas y tienen las manos atadas para invertir. Las autonomías lo tienen aún peor, porque sus presupuestos están, en la práctica, intervenidos, y no disponen de capacidad de endeudarse. Los ayuntamientos, directamente, no pueden generar déficit a causa de las restricciones legales impuestas por el entonces ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para combatir las crisis de los años 2008 y 2012. Dice La Vanguardia que el Govern está convencido de que Catalunya —el área en emergencia, que supone el 80% de la población— superará la sequía sin recurrir al agua del Ebro, la cuenca salvada de la escasez. El mismo diario se escandalizaba en su portada del jueves —un poco tartufescamente— de que el pantano de Mequinensa abriera compuertas para liberar excedente de agua en lugar de habilitar un sistema para destinarla a los territorios más necesitados.

Una nota destacable para acabar. Un día más, la realidad deja en evidencia el periodismo imaginativo de El Mundo y ABC. El País publica en primicia la respuesta del fiscal del caso Tsunami, Miguel Ángel Carballo, al juez de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón, que instruye el caso. El fiscal habla de la "significativa falta de argumentos" y "las flagrantes contradicciones" del "totalmente injustificado e inmotivado" informe en que pide al Tribunal Supremo que se haga cargo de la causa. Ahí es nada. Esta es la realidad, que confirma las declaraciones de Pedro Sánchez: los independentistas catalanes no son terroristas y, por tanto, la amnistía se aplicará a todos. El Mundo y ABC no han hecho su trabajo —preguntarse por qué Sánchez está tan seguro (espóiler: porque conoce el informe del fiscal, bobos)— y abren portada con una interpretación delirante de esas declaraciones. El tabloide ultra dice que Sánchez "declara inocentes a los imputados por terrorismo". El tabloide monárquico afirma que 153 terroristas de ETA y yihadistas serán amnistiados. Hace falta tener pocos argumentos y mala fe, además de no haberse leído bien —o no haber entendido— ni el nombre oficial de la propuesta: Ley orgánica de Amnistía para la Normalización Institucional, Política y Social en Catalunya. ¿Y si los terroristas son ellos?

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