Los consejos de redacción de la tuna mediática de la derecha española habrán sido terribles. Sólo hay que ver los titulares de El Mundo y La Razón para advertir la rabieta provocada por la enésima pirueta de Pedro Sánchez —da igual cuando leas esto.
Expresiones como "bajar los humos", "recular" y "plegarse" explican muy bien cómo se entiende la política en esos diarios. Más que un continuo juego de transacciones entre aliados incómodos, se trata de un combate a garrotazos que siempre se explica con ese lenguaje de confrontación, de arrasar o ser arrasado, de matón de taberna, del sostenella y no enmendalla, del y tú más y eso no me lo dices en la calle. Es agotador. ABC abre con la emergencia mundial por el coronavirus porque la información sobre la reunión Rufián-Sánchez ha llegado tarde y les cogió sin tiempo —incluso en su web apenas publica una noticia breve y factual.
El resto de diarios se lo toma con más filosofía. Utilizan el concepto "presión de ERC" para explicar la cosa, aunque las portadas no esconden que todo está apenas hilvanado y se aguanta por los pelos. Seguramente te has quedado con las ganas de haber visto por el ojo de la cerradura la conversación entre Sánchez y Rufián. Tal como se explican las cosas, el ambiente debió ser más parecido a la reunión entre el senador Pat Geary y Michael Corleone al inicio de El Padrino II que a un encuentro en la corte del Rey Sol en Versalles.
Serviría de lección a los medios más aguerridos y corrosivos este párrafo del leader (el editorial) que hoy publica The Economist sobre el Brexit: "The Economist no ha defendido este resultado. La mayoría de los cambios que promueve el gobierno de [Boris] Johnson podrían haberse hecho sin abandonar la UE. Los shocks a todo el sistema suelen ser una forma costosa de producir cambios. Pero ahora que el Brexit ya es un hecho definitivo, el país debería sacar el máximo partido de la oportunidad para recalibrar su economía y restablecer sus prioridades". El prestigioso semanario aplica aquel lema que el gobierno británico de la Segunda Guerra Mundial extendió por todo el país: Keep calm and carry on, calma y adelante. El editorial se titula Uncharted waters, que se puede traducir libremente por "En aguas desconocidas", expresión que también describe la situación política española (y catalana). Calma y adelante.