El espectáculo de las portadas de hoy es la derecha impresa madrileña braceando para devaluar el batacazo colosal del caso Kitchen, una trama de espionaje urdida, según la investigación de la Audiencia Nacional, por el gobierno de Mariano Rajoy —desde los ministerios de Interior (Fernández Díaz) y Defensa (Cospedal)— para robar al extesorero del PP, Luis Bárcenas, información comprometedora. Bárcenas ya había filtrado mucha documentación sobre la caja B del PP, aquella donde aparece un tal "M. Rajoy" como receptor de sobresueldos en negro. El instrumento principal del espionaje era la llamada "policía patriótica", encabezada por el comisario Villarejo, que también pretendía perjudicar "a la pequeñita" Soraya Sáenz de Santamaría. SSS se enfrentaría en 2018 a Cospedal y a Pablo Casado por la presidencia del PP en el XIX congreso del partido.

Inesperadamente, Casado venció –gracias a su alianza con Cospedal.

Kitchen tiene que ser grave para que La Razón, diario rajoyista acérrimo, señale directamente al anterior presidente del PP como vértice de todo. Hablan del mismo Rajoy que pasó horas diciendo en la Audiencia Nacional "no me acuerdo" y "no me consta" en respuesta a preguntas sobre la caja B de su partido, mientras policías corruptos le hacían al favor de espiar a Bárcenas —entre otros. En la sentencia, el tribunal dejó claro que no creía a Rajoy. Nada de todo eso se destacó entonces en ninguna portada de La Razón. Al contrario. Con sus compañeros de banda, ABC y El Mundo, movieron y promovieron la peligrosa tesis de la ilegitimidad del actual gobierno español porque aquella sentencia no justificaba la moción de censura que tumbó a Rajoy, ni las posteriores elecciones, etcétera.

En esta línea, El Mundo de hoy es un colosal lavabo en el que Casado se lava las manos. El hombre dice que mientras espiaban a Bárcenas, entre 2013 y 2015, no tenía responsabilidades en el PP, que él era "un diputado por Ávila" y que los protagonistas de la trama ya no están en la política. Es una lástima que La Vanguardia no publique en su versión impresa la foto que en algún momento de esta noche abría su web: Casado en medio de todos los protagonistas de Kitchen. No hay mucho que añadir. Esta foto:

LV Casado Rajoy

El titular de La Vanguardia es aun más comprometedor para Casado que esa foto, porque mientras "cargos del gobierno [español] sopesaban otra operación Catalunya en 2017", como dice el diario, él hacía dos años que era miembro de la ejecutiva del PP. Además, el diario da por hecho que hay una primera operación Catalunya, siempre desmentida desde Madrid.

Curiosamente (o no) la operación Catalunya y la "policía patriótica" las desveló El País el 23 de diciembre del 2012 a toda portada: "Mandos policiales actúan al margen de la ley contra políticos catalanes", decía el título. Y el subtítulo: "Los agentes difunden acusaciones sin pruebas para denigrar a los soberanistas". Tan claro y tan nítido. En el editorial del día, titulado Juego sucio, el diario exigía a Jorge Fernández Díaz que acabara con estas "prácticas más propias de regímenes autoritarios".

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Este es el segundo punto interesante de las portadas de hoy. Aquello que hace ocho años era un ataque a los principios democráticos, motivo de escándalo y de censura editorial... perdió esa consideración pocos meses después, quizás porque el diario aceptó que contra los soberanistas todo vale o que tienen lo que se han buscado. Aquella "policía patriótica" sobre la que se hacía la vista gorda porque servía a la unidad de España era la misma que servía para esconder la corrupción del partido del gobierno, destruir pruebas y vete a saber qué más. La "policía patriótica", como el karma, siempre vuelve.

El País no es el único diario que ha utilizado con el independentismo una doble o triple vara de medir —lo llaman Periodismo de Estado— pero es el caso más triste porque se degrada el diario de referencia español, como puedes comprobar si comparas esa portada de 2012 con otras más recientes, de tres o cuatro años acá. Qué pena.

LR

ME

LV

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ABC

EPC

EPA

AHORA