Solo El País publica este miércoles en portada el archivo de la causa que provocó la dimisión de la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mònica Oltra, en junio de 2022. Se veía venir. Queda así retratada la miseria a la que se puede llegar —en especial los diarios del Trío de la Bencina y sus aliados audiovisuales— si se compara ese silencio negro con las decenas y decenas de portadas y las horas y horas de tertulias que en su momento presentaron a Oltra como encubridora de los abusos sexuales de su exmarido a una menor tutelada en un centro que dependía de la conselleria d'Igualtat, de la que era titular. Oltra y catorce funcionarios —añadían— habían calumniado a la menor, que los había denunciado animada por el abogado José Luis Roberto, un cabecilla del partido neonazi España 2000; la activista ultra y fundadora de Vox, Cristina Seguí, y el propio partido Vox.

“Nos están fulminando uno a uno con denuncias falsas. Y el día que ustedes quieran reaccionar, también los habrán fulminado”. Así se despidió Mònica Oltra de los periodistas al dimitir, en junio de 2022, cinco días después de que el Tribunal Superior de la Comunitat Valenciana la imputara. Este martes, Vicente Ríos, titular del juzgado de instrucción 15 de València, ha acordado sobreseer provisionalmente el caso. Las 96 páginas del auto son contundentes: “No se ha acreditado, ni siquiera en el ámbito de los indicios, que Oltra, ni cualquier otra persona de la conselleria, dirigiera orden, instrucción, consigna o indicación alguna a los investigados sobre cuál tenía que ser su conducta en relación con Maite [la víctima de los abusos] o en relación con [Luis] Ramírez [Icardi, el exmarido condenado]”. Añade: “Todos y cada uno de los indicios que fundamentaron (…) las imputaciones judiciales provisionales contra las personas investigadas (…) se han desvanecido por completo”. Oltra, cabeza de lista de Compromiso, vicepresidenta valenciana entre 2015 y 2022, ha desaparecido de la vida política y también el gobierno de coalición entre PSOE, Compromís y Podemos, fruto del llamado Pacte del Botànic, del que ella era la clave. Ahora es la coalición Vox-PP quien gobierna el País Valencià.

En este caso, las actuaciones judiciales siguen un patrón parecido a otros referidos al independentismo, a Podemos o la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, entre otros, utilizados para probar que existe lawfare, el uso político y partidista de la justicia. El TSJCV imputó a Oltra alegando “indicios plurales que en conjunto hacen sospechar de la posible existencia de un concierto entre Oltra y varios funcionarios a su cargo con la finalidad o bien de proteger a quien era entonces su pareja, o bien de proteger su carrera política”. No solo el Trío de la Bencina se entregó en cuerpo y alma a destruir a la vicepresidenta. A la presión se añadieron, entre la ingenuidad y la mala sombra —quizás porque Oltra puede ser muy abrasiva—, otros popes del periodismo español de todos los colores, entre otros Ana Pastor y Antonio García Ferreras, Ana Rosa Quintana, Àngels Barceló, Cristina Pardo, Carlos Alsina... Hay más. Dejémoslo aquí.

Los políticos no tardaron mucho en apuntarse al show. Algunos con su silencio, como unos cuantos compañeros de Oltra en Compromís. Otros dejándola caer, como el entonces president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, y sus consejeros “por el bien del gobierno”. Isabel Díaz Ayuso no podía faltar: “¿Qué mujer ampara que su marido prostituya a una menor?", decía e insistía la presidenta de la Comunidad de Madrid. Su correligionaria y presidenta de Balears, Marga Prohens, tampoco se quedó atrás. Hay más. Dejémoslo aquí. Aún este martes, el actual president valenciano, Carlos Mazón ha dicho, con mucho nervio, que echa de menos que Oltra pida perdón a la víctima de los abusos sexuales. Mazón, principal beneficiario político de la causa fallida, todavía querría que la exvicepresidenta, víctima del lawfare, pidiera perdón por unos abusos con los que no tuvo nada que ver. Claro que la decisión del juez Ríos merecía más portada. No solo para restituir el honor y la fama a Oltra, sino también para fulminar uno por uno a los intoxicadores, a los caraduras, a los cínicos.

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