Los partidos después del 27-S (1).

Espadaler, Llevarán, Peregrino y ànchez-Llibre, en un acto de campaña.

Unió se presenta en solitario a unas elecciones después de 37 años de alianza con Convergència Democràtica. El 27-S por la noche se resolverá, pues, uno de los misterios de la política catalana: qué haría Unió Democràtica sola en unas elecciones. La respuesta del CIS de este septiembre es clara: nada.

Bien, no exactamente. El CIS le otorga un 1% de intención directa de voto, que se traduce en 1,5% de estimación de voto, ningún escaño y ni siquiera la posibilidad de obtenerlo. La demoscopia condena a Unió al extraparlamentarismo.

“No lo vemos nada claro y las encuestas no nos ayudan”, confiesa uno de los miembros del Comitè de Govern de Unió a El Nacional. “Nos puede pasar como al CDS, que desapareció después de una serie de encuestas que lo convertían, a ojos de los electores, en una fuerza irrelevante y víctima del llamado voto útil”, añade.

Vinculados al 27-S

Abona esta tesis el número dos de Unió por Barcelona, el ex fiscal en jefe de Catalunya, Martín Rodríguez Sol. El 9 de septiembre, en una entrevista a L'Oracle, de Catalunya Ràdio, Sol admitía cierto desánimo entre las filas democristianas a la vista de los escasos resultados que les otorgan las encuestas. “Siendo realistas, no es para tirar cohetes, pero nuestra esperanza es conseguir cinco diputados”, insistía Rodríguez Sol.

Horas antes, Ramon Espadaler, el candidato a la Presidencia, aseguraba a El Nacional, en el Fórum Nueva Economia, que disponía de encuestas que le otorgaban más de cinco escaños pero que las “guardaba en el cajón”.

Espadaler ya ha dicho que no se plantea dimitir si UDC no obtiene representación. Su idea, enfatiza, es preparar el partido para presentar batalla en las elecciones generales españolas.

Quien sí ha vinculado su futuro político al resultado del 27-S es Josep Antoni Duran i Lleida. “El resultado del 27-S condiciona mis responsabilidades políticas ante mi futuro político”, dijo en una entrevista con RNE el 10 de septiembre. “Moriré con las botas del diálogo puestas”, remachó el presidente del Comitè de Govern de UDC.

La estrategia, por el suelo

Quedar fuera del Parlament arruina los planes de Duran para rehacer el partido. Después de la separación con CDC, la estrategia post-27S de Unió prevé que se celebren dos elecciones en un año. El líder democristiano ha explicado a su guardia pretoriana que ahora se conformaría con una mínima representación en el Parlament aunque no llegue a los cinco diputados que hacen falta para formar grupo parlamentario.

El Grupo Mixto como mínimo

En este caso, los representantes de Unió serían los únicos en el Grupo Mixto, siempre que acierten las encuestas, que otorgan a las otras listas más de cinco escaños, con los que tienen el grupo parlamentario asegurado. Unió tendría de hecho un grupo parlamentario propio o, cuando menos, un relieve político y mediático superior al de sus resultados. Disfrutaría más o menos de una ascendencia política y mediática como la que ha tenido la CUP durante la pasada legislatura.

La esperanza de Unió es que una mínima representación parlamentaria sea suficiente para presentarse como alternativa a la “ingobernabilidad del Parlament”, en alusión a otras hipotéticas elecciones adelantadas si fracasa “la estrategia de la independencia exprés”.

Dirigentes del partido y diputados, como Toni Font o Roger Montañola, creen que, en ese caso, el electorado vería en Unió el “punto de retorno a la fórmula de catalanismo tradicional”, lo que les daría mejores expectativas de crecimiento.

Bloques electorales, la esperanza

El war-room de campaña de Unió quiere aprovechar los bloques electorales que los medios públicos están obligados a emitir durante los días de campaña. La Junta Electoral le ha otorgado un tiempo similar al de Catalunya Sí que es Pot, pues computan los 13 diputados que UDC obtuvo en el año 2012 dentro de la federación con CDC. Esos espacios servirán para “colocar un mensaje” que admiten difícil de hacer llegar a los ciudadanos.

Barcelona y Lleida, objetivos

La organización del partido centrará los esfuerzos en las demarcaciones de Barcelona y de Lleida. Con respecto a Ponent, confían en la veteranía y el conocimiento del territorio de Josep Maria Pelegrí para obtener, al menos, un escaño. Será difícil. El CIS registra un 0,6% de intención directa de voto en Lleida, que la cocina de la encuesta incrementa hasta el 1,5%. Es decir, ningún escaño. En cuanto a Barcelona, Unió tiene que llegar al menos a los 92.000 votos que necesitó la CUP para obtener tres diputados en el 2012, en unas elecciones atípicas donde la participación, excepcional, se encaramó al 68%.

Partidos por más de la mitad

La escisión de Demòcrates de Catalunya, los sectores independentistas, es un obstáculo de primera magnitud para el partido oficial. Lo demuestran los pèrdidas de poder municipal: 23 de los 43 alcaldes de Unió (el 53%) son ahora de Demòcrates así como 118 de los 191 concejales (el 62%). Más de la mitad de alcaldes y concejales de Unió Democràtica ya son de Demòcrates de Catalunya. Es decir, Unió es el partido pequeño después de la escisión. La fuerza impulsada por los demoindepes ya es la cuarta fuerza política municipal del país. Además, desde Demòcrates aseguran que la gran mayoría de sus 1.600 altas son ex militantes de Unió.

La situación financiera, difícil

El futuro del partido se agrava seriamente si se advierte su deuda acumulada: 17.164.394 de euros y un saldo negativo de 12.126.059 euros a 31 de diciembre del 2013, según el último informe del Tribunal de Cuentas. Una deuda difícil de enjugar a la vista de la cuenta de resultados, que también aparece en dicho documento: los ingresos ascienden a 2,3 millones de euros y los gastos a 2,9 millones al año.

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