Cinco agentes de la policía española que el 1-O intervinieron en la escuela Ramon Llull y en la calle Sardenya de Barcelona han expuesto al juez que ante una situación indebida de extralimitación sus superiores inmediatos y también los jerárquicos habrían tenido la obligación de intervenir. Han asegurado ante el juzgado de instrucción número 7 de Barcelona que actuaron correctamente ante una situación de "odio y hostilidad" y según la acusación se contradicen sobre quién ordenó la utilización de las balas de goma.

La de este jueves ha sido la primera declaración de policías en calidad de testigos, y por lo tanto la primera vez que la acusación ha podido interrogar los agentes, lo que se ha alargado casi cinco horas. Las primeras citaciones a declarar cómo acusados fueron el 13 de noviembre de 2018.

Este viernes tienen que declarar cinco policías españoles más en calidad de testigos y Roger Español, que perdió la visión de un ojo por el impacto de una pelota de goma, como investigado y testigo al mismo tiempo.

Descoordinación i desorganización del operativo

La abogada de la acusación Laia Serra ha explicado que los policías hablan constantemente de "descoordinación y desorganización, en el sentido que no pueden ubicarse en el terreno, que fue una situación anómala en términos de dispositivo, cosa que considera que contrasta con la experiencia de los acusados en anteriores dispositivos".

Los policías habrían reconocido que había una distancia de seguridad que se respetó en todo momento y por eso Serra apunta que no había una "situación de peligro" que avalara la utilización de balas de goma o defensa. También habrían declarado que la utilización de la defensa no vino después de una graduación de acciones defensivas, sino que se utilizó en primera instancia, lo que "contraviene los protocolos", según Serra.