A pocas horas de que arranque la campaña electoral, Podemos se ha desnudado ideológicamente, precisando qué es la "nueva socialdemocracia", término que el secretario general, Pablo Iglesias, empleó para definir el espacio que Unidos Podemos quiere ocupar. En un momento en que la Unión Europea presiona a los estados por el cumplimiento de los compromisos presupuestarios, la formación morada reivindicará la soberanía nacional para aplicar un programa donde la senda de reducción del déficit se prorrogue, dando oxígeno a las medidas de emergencia social.

"Si Europa no deja espacio para la oferta política, la desafección no dejará de crecer", explicaba el economista de Podemos, Nacho Álvarez, durante la presentación del compendio de medidas que la formación quiere implementar, si gobierna. A juicio de los podemistas, la tensión nace cuando empieza a haber déficit en las arcas públicas y los países del sur de Europa se ven en la obligación de aplicar constantes planes de austeridad.

A falta del control de la política monetaria, que está en manos de la UE, los recortes son la única solución que han recibido los ejecutivos estatales para equilibrar sus ciclos con los más ricos del continente. El hecho conlleva la incapacidad de aplicar medidas sociales y de Estado del Bienestar, originando una crisis política entre los ciudadanos. Es decir, que la nueva socialdemocracia vendrá marcada por defender la soberanía de los Estados.

Frente a esta situación, Podemos reivindica la autonomía para utilizar la política fiscal y no renuncia a equilibrar la balanza de pagos y gastos del Estado "que es una prioridad", sino a hacerlo en un plazo de tiempo más prolongado y pactado con Bruselas. El economista del partido ha anunciado que se negarían al nuevo recorte de 8.000 millones de euros, impulsarán una reforma dirigida a recaudar 10.000 millones de IRPF y no atenderán a ajustes sobre las partidas "esenciales de los Presupuestos".

El texto presentado este miércoles es el mismo que el 20-D, pero se ha actualizado la memoria económica, con una inyección pública de 60.000 millones de euros, frente los 90.000 que se habían anunciado en diciembre. Además, Álvarez prevé que con estas medidas sea posible cerrar la primera legislatura con un 11% de paro y 20 millones de ocupados, a través de una política económica de carácter expansivo.

En su intento de desafiar las instituciones europeas, Podemos jugará con el precedente, como ha sabido El Nacional. La Comisión Europea se planteaba hace unos días multar España con 2.000 millones de euros por el incumplimiento de los objetivos de déficit, algo que incluso la vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, calificó de "improbable" en el Consejo de Ministros de la semana pasada.

Otros países lo habrían incumplido con anterioridad, como Francia o Alemania, sin recibir una sanción de estas características. Además, el propio Banco Central Europeo ha anunciado este martes la compra de deuda corporativa en los mercados secundarios, lo que lleva a Álvarez a pensar que no sería de esperar una presión sancionadora sobre los Estados.

Por el lado de los aliados, la formación morada juega con otra carta, como ha sabido este diario. Los equilibrios de fuerzas son esenciales en el contexto europeo, y la política de austeridad tiene apoyos al gobierno en funciones del Partido Popular. Pero la familia socialdemócrata donde pertenece el PSOE podría ser clave para los equilibrios de negociación con las instituciones comunitarias. Es decir, que Podemos ve en los socialistas una puerta de entrada para aplicar en su programa, en un momento donde existe un debate en el seno de la UE sobre el descontento que sufren países como el Reino Unido, o Francia.

De la transversalidad a IKEA

Paradójicamente, Podemos ha decidido dejar de lado el discurso de la transversalidad que hasta ahora había sostenido y tantos éxitos electorales le ha granjeado para abrazar la socialdemocracia con el objetivo de moderarse, tras forjar un pacto con IU.

La contradicción es evidente en el seno de la formación: hace unas semanas, el número dos, Íñigo Errejón, afirmaba que comunistas y socialdemócratas eran "especies del pasado". Preguntado por El Nacional sobre por qué Iglesias negaba dicha esta afirmación, al hablar de "nueva socialdemocracia", este último aseguró que eran "etiquetas" y que el fin era el mismo.

Pero no son sólo etiquetas. Errejón siempre había defendido hasta el momento la voluntad de construir pueblo, sin posicionarse en el eje izquierda-derecha, y mostrándose reticente a un pacto con los unidos. Pero la estrategia de los podemitas de autoafirmarse como la nueva socialdemocracia, frente la "vieja" del PSOE, a pocas horas del inicio de campaña, permite suavizar las formas y neutralizar los ataques de quienes los tachan de radicales y extremistas.

Así las cosas, la socialdemocracia soberana es su modelo, algo de lo que no van a esconderse más. Muestra es el formato en que han presentado su programa: un catálogo de IKEA, bajo el lema "Llevemos el país a casa", que precisamente es la consigna de los socialdemócratas suecos de los 70-80. Podemos se institucionaliza y se postula firme hacia el sorpasso.