En tiempos de campaña, los discursos se elaboran a partir del pulso de las encuestas y la estrategia del partido para maximizar los resultados electorales. Podemos se alimentó en sus comienzos de la brecha generacional que existe en España, en virtud de la cual los ciudadanos socializados después de la transición tenderían a votar fuerzas emergentes como ellos, o Ciudadanos. El hecho lleva un techo electoral asociado, que dificulta la posibilidad de seguir creciendo más allá de los 55 años. Es el nicho donde dirigirán esfuerzos, por romper la brecha, con un discurso sobre el relevo y el pacto intergeneracional.

Decía el secretario general de la formación, Pablo Iglesias, que las familias tenían que acudir juntas a las urnas, es decir, jóvenes, padres, madres, y abuelos. Más allá de la fraternidad implícita, la idea busca un segmento donde los podemitas tienen poca implantación, pero donde el PSOE todavía es fuerte. Concretamente, a partir de los 55-60 años los socialistas registran un gran apoyo, ahora desmovilizado, como consecuencia de la posibilidad de sorpasso y el desincentivo que supone la repetición electoral para un perfil demográfico de votante menos interesado en política, de por si: trabajadores poco cualificados, jubilados, mujeres.

En este flanco, el PSOE niega la posibilidad de que Unidos Podemos les pueda avanzar, al menos, ante las cámaras y de forma oficial. Por una parte, aseguran que por motivos "emocionales" sus fieles harán lo posible para evitar el sorpasso. Por otra, se lanzan a las calles y al 'puerta a puerta' para asegurarse de que movilizan a su votante y que en ningún caso los podemitas les pisarán los talones. Pero la medida no deja de ser estética: Sánchez entró en unas pocas casas, más como escenificación de una estrategia electoral que como garantía de obtención de sufragios.

En un momento en que el sorpasso se jugará en unos pocos escaños, las estrategias formales y las palabras vacías calan menos que los relatos. Y Podemos, que está formado por doctores en comunicación política, lo sabe. Por ese motivo, han desarrollado un relato basado en la necesidad de ganar el país, sin excluir "a aquellos que más saben", como ellos afirman. Es decir, a las personas mayores. La estrategia se rellena con otros elementos, como la necesidad de ganar salarios dignos para garantizar las pensiones, o la notoria e inédita aparición de personas mayores en sus carteles electorals.

La Transición es uno de los elementos que los podemitas aseguran hace falta superar, donde centraran parte de sus esfuerzos por perpetrar el sorpasso al PSOE. La idea subyacente, como constató el número dos, Íñigo Errejón, en el miting de este martes en las Palmas, es la de un "pacto generacional" entre los que se socializaron durante dicho período y los que se han socializado después, que permita ganar el país "para su gente". Esta es la génesis del populismo: apelar a la gente en momentos de crisis política y diferenciarla de las instituciones, que ahora estarían en manos del Partido Popular: su "enemigo".

El exJEMAD y Anguita

No todo el discurso se nutre de relato. El hecho de contar con la exJEMAD, órgano de las Fuerzas Armadas españolas, Julio Rodríguez, en la candidatura por Almería es otra guiño a los socialistas nostálgicos con el pasado. Rodríguez es un activo muy destacado para Podemos, que mantuvo una disputa con Izquierda Unida en Andalucía para colocarlo como primero de la lista. Los de IU querían poner a su candidato, pero la estrategia pragmática de la formación morada pasó por delante.

Muestra de su relevancia es su aparición en el cartel electoral, junto con otros activos de la candidatura como son la alcaldesa Ada Colau, Pablo Iglesias o Mónica Oltra. Rodríguez es la apelación a la patria y al pasado. Lo mismo ocurre con la asistencia de Julio Anguita a determinados mitines en el sur de Andalucía, como espíritu de aquellos que participaron durante la post-Transición, en el período de la España ya democrática. Y también es el ideólogo del sorpasso, no por casualidad.