La moción de censura propuesta por Unidos Podemos contra Mariano Rajoy este jueves en el Congreso nace con todas las de fracasar, aunque supondrá una afinada táctica para acentuar la polarización en el PSOE, en medio del proceso de primarias para liderar Ferraz. El exsecretario general socialista, Pedro Sánchez, está a favor de la dimisión de Rajoy, mientras la presidenta andaluza, y contrincante de este, Susana Díaz, rechaza la idea de Iglesias, quedando automáticamente del lado del gallego, y aventurando las afinidades de cada candidato, en caso de elecciones en España.

Sánchez pedía a primera hora de la mañana que el líder del Partido Popular se marchara, debido al deterioro de la situación política porla corrupción. Así las cosas, el mismo exsecretario general que hizo del "no es no" su emblema, asumía que el "PSOE de la abstención" no podría dar apoyo a la tentativa de Podemos. La cuestión es que Sánchez fue derribado en el comité federal de octubre de 2016, y tiempo más tarde el partido fue asumido por la gestora, que condujo a los socialistas a doblegarse ante Rajoy en noviembre.

La acción del exsecretario general señaló las filias y fobias del grupo parlamentario del PSOE. El portavoz Antonio Hernando recordó que ya pedían hacía tres años que el gallego dimitiera, y en eso no habrían cambiado de opinión. Ahora bien, no votarán a favor y no se esconden de querer vehicular la citación a Rajoy a través de la comisión de investigación a la caja B del PP, que podría estar constituida el 4 de mayo. Aquí cuenta con el apoyo de Ciudadanos, quien tampoco romperá el pacto de investidura con el PP pues ve la moción como "un circo" y priorizarán la estabilidad.

El PSOE parlamentario y Susana Díaz, a su vez, caminan de la mano, unidos por el hilo de la gestora. La andaluza denuncia los intentos de "llamar la atención" del podemita, y sostiene que para llevar a cabo una moción de censura haría falta primero ponerse en contacto con los grupos, y después, anunciarlo. Hasta tres partidos criticaron las formas de Iglesias, quien avisó a los socialistas diez minutos antes de la rueda de prensa, y al PNV, vía SMS. El mismo Carles Campuzano, nuevo coportavoz del PDeCAT, se quejó. "Está bien vivir en la sorpresa permanente, pero hay que ser serios", decía.

Si bien, la táctica de la formación morada podría ser una suerte de espada de Damocles de hoja doble y consecuencias inesperadas. "Hace un favor a la derecha y desvía la atención de un gobierno que está en una situación muy complicada" dijo la presidenta autonómica sobre Rajoy, y algunos ministros, como Rafael Catalá, de Justicia, o el de Interior, Juan Ignacio Zoido. El hecho es que Podemos quiere llevar la moción hasta el final, de forma que si no es superada, se podría interpretar como que el Congreso valida la acción del jefe del ejecutivo.

Pero los votantes a las primarias del PSOE se pueden encontrar ante una decisión con profundas implicaciones posteriores. Ciertos militantes pueden considerar que un pacto factible entre Sánchez e Iglesias sería la única opción de tumbar al gobierno del PP. En contraposición, el rechazo de Díaz y los populares a las acciones de Podemos constituiría la evidencia de que el PSOE del expresidente Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba o Jose Luis Rodríguez Zapatero no se entenderá con los podemitas y no podrá hacer caer a Rajoy en el corto plazo, con un techo de 85 escaños.

Así las cosas, Hernando se cuidó de reconocer si la vez de Iglesias favorece a Sánchez. La idea nace después de que el exsecretario general afirmara hace unos meses, en una entrevista en La Sexta, que se había equivocado subestimando a Podemos –una formación que sólo tenía 300.000 votos menos que él. En caso de volver a la palestra política, el socialista estaría ahora dispuesto a pactar con la formación morada. Incluso abogaría por introducir la plurinacionalidad en la Constitución, con un derecho a decidir para Catalunya, pero sin el referéndum y sólo con el sentido cultural de "nación".

Ya lo dicen, que la política hace extraños compañeros de cama. Sánchez e Iglesias están de acuerdo un año después de que los podemitas sabotearan la investidura del primero, y al mismo tiempo, Díaz y Hernando lamentan la ausencia del exportavoz podemita en la rueda de prensa de este jueves. "La única diferencia es que hoy no estaba Íñigo Errejón", dijeron los dos, a kilómetros de distancia. Y es que todo sirve en el tándem entre el PSOE "de la abstención" y el PP para luchar contra el PSOE próximo a Podemos e Iglesias, ante el miedo a que Sánchez se haga con el trono de Ferraz y complique la legislatura a Rajoy.