El presidente español, Pedro Sánchez, ha chocado con Alemania y no podrá aprovechar la presidencia europea para introducir grandes cambios en la UE. Sánchez quería aprovechar el mandato europeo que tendrá entre el 1 de julio y el 31 de diciembre, para impulsar una reforma del mercado eléctrico europeo, que enfrenta a los países del norte y los del sur. Pero Alemania ha trabajado diplomáticamente y se ha aliado con Países Bajos, Luxemburgo, Dinamarca, Finlandia, Estonia y Letonia, y le ha hecho saber al gobierno Sánchez que la cuestión no se podrá tratar antes de las elecciones europeas de mayo o junio del 2024. No quieren que lo dirija Sánchez, o que tenga mucha influencia.

El tema se trató el lunes y martes en una reunión informal de los ministros de Energía y Transportes de la UE en Estocolmo, donde Alemania trasladó su negativa a tratar el asunto, según informa El Mundo. Las posiciones quedaron divididas entre Alemania y los países del Norte, por una parte, y España con Francia, y también Italia y Portugal. Si las reformas se retrasan a después de las elecciones europeas, eso significa que cualquier cambio no podría llegar, como poco, antes del 2025.

Los países del Norte defienden el actual modelo de mercado mayorista de la electricidad, mientras que España intenta aplicar un modelo intervencionista. Los países del Norte han enviado además una carta conjunta a la Comisión Europea, diciendo que el actual modelo "ha aportado enormes beneficios a la UE", concretamente, "precios más bajos, más seguridad de suministro y la posibilidad de una integración a escala de las energías renovables". España, que tiene un modelo oligopolístico, necesita una fórmula más intervencionista, como los contratos por diferencias con el apoyo de los gobiernos y el sector privado.

Otro punto de enfrentamiento es que los países del Norte reclaman que se mantengan los incentivos para invertir en la transición verde, y creen que la propuesta española de intervenir los precios de la energía nuclear e hidráulica lo pone en riesgo. Y en el fondo está el convencimiento de los países del Norte de que si se interviene el mercado eléctrico se provocarán distorsiones que pueden llegar a interrupciones de suministro. Y esta es una de las prioridades de los países del Norte, muchos de ellos próximos o relativamente próximos a Rusia.

A los países del Norte, tampoco les gusta nada la opción española de arrinconar el gas en la regulación del marco eléctrico. Para ellos, lo más prioritario es la seguridad de suministro, casi más que el control de los precios. Eso ya se vio en diciembre durante la negociación del límite en la cotización del metano.