Este miércoles por la noche, el sacristán Diego Valencia, murió después de ser acuchillado en la iglesia de La Palma, en el centro de Algeciras. Pero el párroco del templo, Juan José Marina está convencido que la intención de Yassine Kanjaa no era matar a Valencia, sino a él, y que se confundió de víctima pensando que era el cura. "En vez de morir yo, ha muerto él", lamentaba esta madrugada en declaraciones a EFE. Kanjaa ha entrado en dos iglesias: primero en la capilla de San Isidro, donde ha dejado malherido a su rector, y luego a la de La Plama, donde en lugar de atacar al párroco ha acuchillado en dos ocasiones al sacristán.

El atacante llegó "corriendo", según relatan testigos, a la iglesia de La Palma, después de irrumpir en la capilla de San Isidro.  Allí, tras romper varias cosas, apuñaló al vicario salesiano Antonio Rodríguez, de 74 años, que estaba celebrando en ese momento la eucaristía de las siete de la tarde. Tras atacarlo, se fue corriendo a la Iglesia de La Palma, a unos metros de distancia, donde hacía poco se había acabado la eucaristía, y el sacristán Diego Valencia estaba recogiendo la mesa del altar, mientras algunos feligreses rezaban. Por ello, Marina cree que Kanjaa habría podido confundir a Valencia con el cura de la iglesia. "Entonces este hombre entró por la puerta dando gritos, se dirigió al sacristán. Él le dijo que iba a llamar a la Policía y ahí le dio el primer machetazo", cuenta el párroco. El sacristán logró salir de la iglesia, posiblemente para pedir ayuda, pero el atacante le alcanzó y le mató en el exterior, confirma el párroco.

Este miércoles, Juan José Marina había dado la misa en otra iglesia de Algeciras, una ciudad con más de 120.000 habitantes, y un compañero la había celebrado en su parroquia poco antes de que sucediera el ataque. "Es una situación desconcertante al máximo. Esto es muy duro", se ha lamentado el párroco.

Varios testigos del crimen 

Kanjaa habría sembrado el pánico durante la tarde de este miércoles por la ciudad, por donde se deambuló con el machete de grandes dimensiones en la mano. Una madre y una hija que se lo encontraron por la calle se sintieron tan atemorizadas al verle que decidieron refugiarse en la Iglesia de San Isidro. Pero el hombre entró en la iglesia, y pasó cerca de ellas gritando. Las dos mujeres pudieron a huir, mientras escuchaban cómo la gente que se había quedado en ella comenzaba a gritar, aterradas mientras el individuo apuñalaba al sacerdote, según ha publicado Efe. Otra mujer que estaba en ese momento en misa y que acababa de comulgar, vio al hombre entrar en la iglesia gritando: "por Alá, Por Alá, que no nos moviéramos". Aunque todo el mundo se quedó quieto, ella, junto a otras dos mujeres, pensó "o nos vamos, o nos pilla aquí" y entonces decidieron huir corriendo del templo hasta refugiarse en una peluquería cercana, desde la que llamaron a la Policía.

Intentó entrar en una tercera iglesia 

Tras herir a cuatro personas, entre las cuales el párroco Rodríguez que ya se encuentra fuera de peligro tras ser intervenido, y matar al sacristán, Kanjaa se dirigió a la Capilla de Europa, otro templo cercano y aporreó la puerta, pero como la iglesia estaba cerrada, se marchó. Finalmente, fue detenido en las inmediaciones de la Plaza Alta, donde había dejado muerto a Diego Valencia, florista, casado y de 65 años. 

En la imagen principal, la capilla de San Isidro de Algeciras, donde Kanjaa apuñaló al párroco Antonio Rodríguez / Efe