El acuerdo en Madrid entre los socialistas españoles y Ciudadanos es estratégicamente una oportunidad para el PP de Catalunya. En los últimos meses, el PPC ha tenido un perfil bajo. Todo se explica por un factor externo, como es el batacazo electoral, y otro interno, el traspaso de liderazgo de Alícia Sánchez-Camacho a Xavier Garcia Albiol. La fortaleza o no del partido de Albiol pasa por la buena salud de estos dos factores. Hoy por hoy, sin embargo, es la pérdida de votantes -que los ha condenado a ser una fuerza residual, en beneficio de Ciudadanos- su principal quebradero de cabeza.

A pesar de todo, los estrategas de Albiol han visto la expansión del partido de Albert Rivera en Madrid como una operación que les puede reconectar con una parte del electorado, secuestrado por el discurso contundente, identitario, del partido naranja. El PP argumenta que el precio que Ciudadanos paga para acceder al poder en Madrid es la renuncia a sus principios fundacionales. En este punto están dispuestos a empezar la guerra. "Ahora se confirma aquello que nosotros decíamos en campaña: que votar a Ciudadanos era votar a una marca blanca del PSOE", insiste uno de los diputados del PP en el Parlament, en declaraciones a El Nacional

La lengua y Exteriores

La lengua es el primer cartucho que han decidido quemar. La ecuación es fácil: Ciudadanos nació en buena parte para boicotear la inmersión lingüística en Cataluña y ahora “están avalando a Pedro Sánchez que afirma claramente que el sistema de inmersión lingüística debe protegerse. Cuando todos sabemos que este sistema ha impedido que en Cataluña se normalice el bilingüismo que nosotros defendemos,” sostenía esta semana Enric Millo, en declaraciones a El Nacional. El portavoz del PP en el Parlament defiende "el trabajo hecho en este sentido mucho antes de que Ciudadanos existiera". La otra apuesta de los populares es el marcaje permanente a la conselleria de Raül Romeva y a todas las acciones impulsadas por el Govern para internacionalizar el proceso independentista. Aunque el debate identitario parece, pues, que es el más fructífero para los intereses del PP, desde el partido lo desmienten: "nosotros apostamos sobre todo por el eje izquierda-derecha. Ahí es donde creemos que a medio plazo tenemos más camino para recorrer".

Sánchez-Camacho trae la buena nueva

Volviendo al escenario estatal, Alícia Sánchez-Camacho ejerce de vaso comunicante entre el partido en Cataluña y Madrid. La aún presidenta de la facción catalana aseguraba, al día siguiente del primer debate de investidura, que Rajoy está mejor que nunca. "Él es el que tiene más claro que tenemos que ir a elecciones. Está muy tranquilo", decía en una conversación informal en los pasadizos del Parlament. El jueves comió con un reducido grupo de diputados entre los que estaban Enric Millo y Xavier Garcia Albiol. Fuentes conocedoras de la conversación confirman que el mensaje y el tono fue exactamente el mismo. "Los medios no reflejan la realidad", apuntan desde el PP. De hecho, estas mismas fuentes son sorprendentemente optimistas en un escenario de nuevas elecciones: "las encuestas internas apuntan que no sólo no perderíamos votos/diputados sino que, incluso, nos iría mejor. Recuperaríamos parte de los votantes que optaron por Ciudadanos pero que ahora están decepcionados por el pacto con los socialistas". Una hipótesis que reconocen que no es extensible en Cataluña. Cataluña es una de las comunidades autónomas donde el PP tiene peores resultados. En las elecciones al Parlamento del pasado 27 de septiembre sacaron 11 diputados, ocho menos que en 2012 y 348.500 votos. Nada que ver con los 25 diputados y casi 735.000 votos que consiguió Ciudadanos con Inés Arrimadas al frente.

La dirección estatal del PP trabaja con la hipótesis de las elecciones el 26 de junio. En este contexto, en clave electoral, al PP le interesa tensar el discurso. Y, en eso, Cataluña no es una excepción sino el principal terreno a abonar si lo que se busca es remontar los resultados y ser un alumno aplicado. Un discurso más agresivo se apunta como la mejor medicina a ojos de los populares.  

A golpe de congreso

El desenlace del culebrón español será también el motor de regeneración del Partit Popular. Una vez aislada esta variable, el congreso estatal decidirá el futuro de Mariano Rajoy y dará paso a los congresos autonómicos pendientes. El de Cataluña es uno de estos. Actualmente el liderazgo de Sànchez Camacho es transitorio y se complementa con la figura de coordinador que ostenta Xavier Garcia Albiol. Una bicefalia que debería que acabarse en el futuro congreso. Desde el partido descartan que Garcia Albiol tenga ningún competidor pero su fortaleza y la del proyecto del PP en Cataluña pasa para reconstruir el alma y el discurso de un partido que, hoy por hoy, divaga en el inmenso mar azul.