El PP saborea la victoria del primer asalto: haber forzado a Pedro Sánchez a convocar elecciones de forma inmediata. Un Pablo Casado exultante ha comparecido instantes después del anuncio del adelanto electoral para colgarse la medalla con un contundente "hemos doblado a Sánchez y pasamos página de la pesadilla de una Espanya arrodillada al independentismo".

La rueda de prensa del líder popular ha sido una auténtica declaración de intenciones de cara a la batalla electoral. Si la campaña andaluza ya basculó sobre el procés catalán, Casado ha dejado meridianamente claro que en las generales esta estrategia se elevará a la enèsima potencia. "Este 28 de abril España decidirá si apuesta por un modelo que siga negociando con Torra o por uno que aplique uno nuevo 155, que el PP ya tiene a punto". Y lo ha rematado sentenciando que "paramos el plan Ibarretxe, el plan Puigdemont y pararemos el plan Torra, sólo el PP podrá frenar al independentismo".

Siguiendo con su línea argumental de atacar a Sánchez por su apertura a negociar con el Govern de la Generalitat, Casado ha calificado al aún presidente español de "cooperador necesario de los golpistas en Catalunya". Es más, como si el diálogo con Catalunya se hubiera llevado en secreto, cuando en realidad se ha retransmitido en directo a través de los medios de comunicación, se ha vanagloriado de "haber pillado a Sánchez negociando con Torra", como cuándo Aznar negociaba con ETA.

El PP, ha dicho, sale a ganar las elecciones. Visiblemente resentido todavía por la moción de censura, Casado ha asegurado que "estamos preparados para volver a gobernar". Los populares reunirán este lunes a su junta directiva nacional para preparar la campaña. De momento ya disparan las primeras promesas además de la aplicación inmediata de uno nuevo 155, bajar los impuestos tan pronto como lleguen, si llegan, a Moncloa.