La maldición de la Gürtel continúa y ya son nueve los muertos antes de llegar a juicio. Este alto índice de mortalidad del mayor caso de corrupción de la política española se ha convertido en un auténtico enigma y ralentiza, todavía más, su resolución.

El último en caer ha sido Rafael Naranjo, antiguo propietario de la compañía Sufi (adquirido por Sacyr), que se llevó la adjudicación de los contratos de limpieza y mantenimiento de las calles de Boadilla del Monte (Madrid) cuando Arturo González Panero El Albondiguilla, también procesado, era alcalde de la ciudad.

El pasado 12 de septiembre, la sala de lo penal de la Audiencia Nacional dictaba el archivo definitivo de la causa contra Naranjo después de que su hijo, también procesado, acreditara que su padre había muerto. En noviembre del 2016, hace casi tres años, el juzgado ya sabía que sería muy difícil juzgarle porque el empresario había enfermado y se le había diagnosticado "demencia sobrevenida".

La muerte de Naranjo es la novena del caso Gürtel. Francisco José Yáñez Román (2014), María del Mar Rodríguez Alonso (2015), José Martínez Núñez (2015), Francisco Sánchez Arranz (2015), Isidro Cuberos (2015), Leopoldo Gómez (2016), Rita Barberá (2016) y Álvaro Lapuerta (2018), han sido las otras ocho muertes que se han producido, todas en los últimos cinco años.

Fuentes jurídicas señalan que esta es una de las consecuencias de dilatar tanto una instrucción (el caso se destapó en el 2009) y de prolongar tanto el comienzo del juicio una vez finalizada la investigación, que concluyó en el 2016.