En política está casi todo inventado, si se mira con perspectiva histórica. La lista conjunta en el Senado que ha propuesto esta mañana el líder de Podemos, Pablo Iglesias, al PSOE para impedir la mayoría del Partido Popular (PP) en las elecciones del 26-J tuvo un precedente el año 2000. El candidato socialista, Joaquín Almunia, y el de Izquierda Unida (IU), Francisco Frutos, acordaron presentarse en listas separadas en el Congreso, pero conjuntas en la cámara alta para 27 provincias, con la condición de que si podían sumar lo suficiente para formar gobierno, investirían a Almunia.

"El acuerdo es para llegar a Moncloa", dijeron ambos dirigentes entonces, que es la versión 1.0 del "echar el PP y desalojar a Rajoy de la Moncloa" que jalan en 2016 podemitas y socialistas, respectivamente. La circunstancia es diferente en los matices, pero similar en el fondo. El objetivo del cambio de siglo era batir al expresidente José María Aznar, aunque esta vez es para superar al presidente en funciones, Mariano Rajoy. El PP obtuvo el 20-D la mayoría de senadores en la cámara territorial, hecho que le permitía vetar cualquier cambio sustancial de la Constitución, o reformas a leyes fundamentales.

"Este acuerdo es para gobernar", replicó Almunia en el 2000, afirmando que la Moncloa sería "la nueva casa de los progresistas". La idea se diferencia demasiado del "gobierno de progreso de cambio". "Era el pacto posible", reconoció Frutos, que avisó "no despreciarlo". Ya entonces sus rivales populares lo tildaban de "pactillo", pero ellos avisaban que no se confiaran porque llevaría a la izquierda al poder. El PP se puso nervioso entonces, aunque alcanzó finalmente la mayoría absoluta en las elecciones del 12 de marzo del 2000. Y también se ha puesto nervioso esta vez.

Del pactillo, al pacto del botellín

"El pacto del botellín" y del "Frutos secos" es como el portavoz de los populares en el Congreso, Rafael Hernando, ha llamado al acuerdo entre Podemos e IU para presentarse juntos a las elecciones generales. "La historia se repite, es un déjà vu, ya lo hicieron Frutos y Almunia (...) son cosas de la izquierda y la extrema izquierda", ha dicho, equiparando este acuerdo al comunismo. Hernando hacía alusión con lo de los "botellines" a que después del acto celebrado este lunes en la sala madrileña Mirador, Pablo Iglesias y Alberto Garzón fueron cazados por los fotógrafos tomándose una cerveza en la terraza.

Siguiendo la línea del relato histórico, y a falta del PSOE, tocaría saber hasta dónde llegaría el acuerdo entre Podemos e IU. "Hay que llevarlo hasta las últimas consecuencias, ganando las elecciones", dijo entonces Almunia, que sólo le veía un fin instrumental. "El pacto tiene que ir más allá de las elecciones, es sólo un primer paso, y lo defenderemos con lealtad", proclamó Frutos, el candidato de Izquierda Unida, que quería aglutinar a la izquierda.