La segunda vuelta de las primarias del Partido Popular se ha convertido una encarnizada lucha por los apoyos de la exsecretaria general, Maria Dolores de Cospedal, entre Pablo Casado y Soraya Sáenz de Santamaría. Cospedal aseguró la misma noche electoral que no aspiraba a cargo, pero abogó por que su equipo fuera tenido en cuenta. Casado se frotaba las manos, al considerar que el voto anti-Soraya le beneficiaría, pero en los últimos días una serie de compromisarios se empieza a manifestar por la libertad de elección, y la exvicepresidenta se ha pasado al ataque.

Fuentes de su candidatura aseguraban este lunes que las cifras ilustraban la posibilidad de imponerse en el XIX congreso del PP, que se celebrará los días 20 y 21 de julio. Tendrán derecho de voto al menos 3.134 compromisarios, que son los representantes de la militancia escogidos el pasado 5 de julio, cuando la exnúmero dos de Mariano Rajoy se impuso al exvicesecretario de comunicación por 1558 votos. En el reparto inicial, Santamaría partía con más de 1100 representantes, y Casado con más de 800. Cospedal, cerca de los 600, cosa que decantaría la votación.

El hecho es que los partidarios de la exnúmero dos del partido consideran que el PP tiene que mantener la idea de que se imponga la lista más votada, proclama que la formación conservadora siempre ha pedido aplicar a los municipios y comunidades, o bien, quieren libertad de voto porque confían más en la gestión de Santamaría que en la de Casado, por su inexperiencia al frente del Ejecutivo. Por este motivo, el equipo de la exvicepresidenta mantiene la oferta de integración en el joven popular, e incluso a Cospedal, archi-enemiga y rival todos este años al frente del PP.

Así las cosas, Casado quiere plantar batalla: exige un debate que sea cara a cara con Santamaría, a quien le reprocha la Operación Diálogo con la Generalitat de Carles Puigdemont. Ante eso, el ejefe de gabinete de Rajoy, Jose Luis Ayllón, avisa que reflexione sobre el enfrentamiento con Soraya, conocida por su capacidad dialéctica a los debates en el Congreso. El hecho es que los movimientos en el seno del cospedalismo amenazan con hacer saltar el frente anti-sorayista que el exvicesecretario podría haber liderado, tras rechazar integración bajo el paraguas de SSS para hacerse con el liderazgo del PP.