Las páginas del calendario van cayendo y este viernes se ha consumido la segunda semana del plazo de dos meses de que disponen ERC y Junts para cerrar un acuerdo de gobierno antes de que se active el mecanismo de autodisolución del Parlament y se convoquen nuevas elecciones. No obstante, el acuerdo sigue sin perfilarse y la investidura aparece todavía sin fecha.

Con todo, los negociadores han querido cambiar la dinámica de tensión que se había instalado antes de Semana Santa a raíz de la abstención de Junts, que tumbó las dos votaciones de investidura a que se sometió Pere Aragonès y puso en marcha la cuenta atrás de dos meses.

Este jueves, después de la reunión que mantuvieron en el Parlament los negociadores de los dos partidos, tanto los representantes de ERC como los de Junts aseguraron que las conversaciones iban bien. Incluso, alguien con más entusiasmo que convencimiento, llegó a afirmar que iban muy bien. Todo a través de las mínimas palabras que dejaban caer mientras circulaban precipitadamente por los pasillos de la Cámara para huir de las preguntas de los periodistas.

Consell per la República

A diferencia a las conversaciones previas a Semana Santa, el Consell per la República ya no es el escollo, especialmente después de que el propio Consell se abriera a introducir los cambios que fueran necesarios para facilitar el acuerdo y a pesar de la polvareda levantada por el anuncio sobre la puesta en marcha de una identificación digital para sus miembros.

De hecho, fuentes conocedora de las negociaciones aseguran que este tema ha quedado aparcado. Pero no cerrado. Como tampoco se ha concretado la hoja de ruta que tiene que seguir el pulso independentista con el Estado ni la coordinación entre los dos partidos en este tema.

Programa de gobierno

La reunión del jueves, no obstante, abordó el programa de gobierno. Ha habido intercambio de propuestas por escrito, incluida una síntesis de los programas de los dos partidos preparada por los republicanos. Pero la clave, como es habitual, se situará en la estructura de Govern.

Junts ha dejado claro desde el primer momento que el punto de partida de sus demandas es el reparto de carteras que acordó con los republicanos después de ganar las elecciones el 21-D, pero a la inversa. Eso sitúa una vicepresidencia con Economía como el principal departamento en manos del partido de Carles Puigdemont y, todo apunta que encabezado por Elsa Artadi. Los republicanos han desglosado de este departamento, entre otras cuestiones, los fondos europeos.

A la hora de definir el programa y la estructura de Govern, Junts insiste en reclamar la máxima concreción de todas las cuestiones antes de cerrar un acuerdo. Sitúa este como un objetivo esencial para evitar futuros conflictos.

Máxima discreción

El contenido de las conversaciones se mantiene rodeado de una gran discreción. Incluso se evita entrar en detalles en reuniones internas, como la que mantuvieron el jueves pasado la ejecutiva y el grupo parlamentario de Junts y donde los negociadores aseguraron que las negociaciones avanzan de manera fluida.

Además, según se insiste, el acuerdo no pasa sólo por las escasas reuniones de los dos equipos negociadores. Los contactos son frecuentes más allá de estos encuentros y de los miembros de las dos delegaciones negociadoras.

De hecho, el termómetro -o las contraofertas- de las conversaciones a menudo aparece a través de mensajes públicos que se envían unos y otros a través de los medios de comunicación. A través de una entrevista, el secretario general de Junts, Jordi Sànchez,  avanzó que estaban dispuestos a investir a Aragonès y quedar fuera del Govern si no había acuerdo. La respuesta de los republicanos a la propuesta recogiendo el guante también llegó con declaraciones a los medios de comunicación.

Intervención de Aragonès

La negociación tampoco es ajena a la intervención de los máximos responsables de las dos formaciones. Este sábado, el vicepresidente del Govern y candidato de ERC, Pere Aragonès, tiene previsto abordar la situación, entre otros, con los representantes de ERC en la negociación -Josep Maria Jové, Marta Vilalta, Laura Vilagrà y Sergi Sabrià-.

Posteriormente protagonizará una comparecencia pública, en un momento en que la falta de acuerdo empieza a provocar inquietud en las filas independentistas. Ayer la cupaire Mireia Vehí instó a ERC y Junts a estar a la altura y formar gobierno juntos, mientras que hoy ha sido el líder de Demòcrates, Toni Castellà, quien ha emplazado a los dos partidos a cerrar un acuerdo y acabar con lo que ha descrito como partidismo fratricida.

Afer Cuevillas

En medio de todo, ha aparecido la salida de Jaume-Alonso Cuevillas de la Mesa del Parlament después de desmarcarse de las resoluciones sobre el rey o la autodeterminación. Después de unas declaraciones de ERC en que se vinculaba la votación de la sustituta de Cuevillas, Aurora Madaula, al acuerdo sobre la investidura, los republicanos han dejado claro finalmente que votarán la nueva secretaria segunda que ha designado Junts.

El partido de Carles Puigdemont ha subrayado que este reparto forma parte del acuerdo cerrado con la constitución de la Cámara y que, de hecho, es una regla no escrita que todos los grupos respeten el reparto resultado de la primera votación.

Cuevillas y Borràs antes del debate de investidura de la semana pasada / Sergi Alcàzar

Este tema, se abordó también el jueves en la reunión del grupo parlamentario y la ejecutiva de Junts, donde la presidenta del Parlament, Laura Borràs, explicó cómo decidió el relevo de Cuevillas después de que se abstuvo en la votación de la Mesa en que todos los miembros independentistas avalaron que el diputado Lluís Puig, exiliado en Bruselas, pudiera delegar su voto. Cuevillas argumentó que es representante legal de Puig. La explicación de Borràs no satisfizo a Cuevillas, que explicó que difería en algunos puntos, aunque preferia matizarlos en privado.

 

En la imagen principal, Pere Aragonès durante el debate de investidura / Sergi Alcàzar