Veintisiete meses y muchos obstáculos después, Mireia Boya ha vuelto al Parlament para comparecer a la comisión de investigación del 155. Y a pesar de haber abandonado la primera línea política, ha recuperado la esencia que desprendía en su época de diputada. La exrepresentante de la CUP ha constatado que "la guerra psicológica que el Estado" imprimió sobre el independentismo "ganó". Certificada la muerte de esta legislatura, ha aprovechado para reprochar en JxCat y ERC su mala relación, capitaneada por el "partidismo que no lleva a ningún sitio" y los ha invitado a "no confundir al enemigo, compartir trinchera" y "no engañar más a la gente". En este sentido ha pedido "pensar un plan B para cuando falle el diálogo". 

Desde su punto de vista, la legislatura ya empezó con mal pie, asumiendo que no se podía investir a Carles Puigdemont. "El Parlament se tendría que haber plantado", ha afirmado, a la vez que ha recordado como aquel día, los únicos que se presentaron en el hemiciclo a pesar de que Roger Torrent suspendió el pleno, fueron los cuatro diputados de la CUP. "Parecíamos más puigdemontistas que los puigdemontistas", ha manifestado. Rebobinando todavía más en el tiempo, hasta la aplicación del 155, Boya ha criticado que la intervención de la Generalitat "encontró muy poca resistencia".

Durante su exposición, ha querido aprovechar para lanzar un mensaje en clave de actualidad política. Específicamente sobre la apuesta para abrir una nueva etapa de negociación con el gobierno PSOE-Podemos. Boya ha sido contundente y ha advertido que Pedro Sánchez es "el mismo" que en su día votó a favor del 155. "No creo en los milagros ni en los cambios radicales de las personas", ha avisado. Asimismo, si bien a afirmado que el diálogo siempre es necesario, ha reconocido ser "escéptica", ha llamado a abrir los ojos y darse cuenta de que esta vía "nunca ha funcionado porque el Estado no tiene ninguna intención de dialogar con el independentismo". Por eso considera que hay que "romper relatos mágicos", porque "la persecución contra el mundo independentista ya hace muchos años que existe".

La fórmula, según Boya, pasa por "volver a octubre de 2017" y basar la estrategia en la "desobediencia, crear una institucionalidad paralela y reactivar la movilización". La exdiputada ha emplazado a trazar una nueva hoja de ruta teniendo en cuenta los errores del pasado, y siendo concientes de que "la gestión de la victoria del 1-O ha sido una derrota".