"Soy viejo y no entiendo las cosas que pasan ahora. Pero conservo la capacidad de entender que tiene que haber renovación". Jordi Pujol decidió pasar una parte de su martes al mediodía en las nuevas instalaciones de ElNacional.cat y mostró su "gran satisfacción" por el relevo generacional a los medios de comunicación y en especial a los que publican en catalán. De hecho, algunos trabajadores del diario no habían nacido o iban en pañales cuando —en 2003— Pujol dejó la presidencia de la Generalitat; otros vieron pasar por delante la encarnación de un recuerdo de infancia o adolescencia, y los más sénior no solo lo habían tratado en algún momento, sino que algunos incluso recordaban con él que habían llegado a volar en el mismo avión en que hacía los viajes institucionales. Acompañado en todo momento por el editor y director de ElNacional.cat, José Antich, y otros responsables del diario, el expresident de la Generalitat visitó las nuevas instalaciones de la empresa en la calle Numància de Barcelona y que incluyen la nueva redacción y el nuevo departamento audiovisual.

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Fue precisamente a las puertas del plató cuando se le ofreció la posibilidad de mantener una conversación grabada sobre el momento político actual y que desembocó con el consejo a Puigdemont de no caer en la candidez para evitar ser engañado en Madrid. Pujol lo acepta haciendo de Pujol: "Soy viejo y a veces me alargo demasiado, pero ya lo cortaréis". El expresident, que el junio pasado hizo 93 años, conoce perfectamente los medios de comunicación y sabe que, efectivamente, si para exponer una idea tiene que explicar una anécdota, es posible que la anécdota no salga publicada. En este caso no fueron una sino varias las anécdotas que sirvieron al expresident como palanca para adentrarse en su discurso.

La anécdota de Tomás y Valiente y la ley Wert

Pero la anécdota que utilizó de manera más repetida fue "aquello que os decía de Tomás y Valiente". Para evocar la idea de una España que —en los años ochenta y noventa— entendía el hecho diferencial catalán dentro de un estado autonómico mucho mejor que ahora. Pujol hizo memoria de una conversación que mantuvo con Francisco Tomás y Valiente, presidente del Tribunal Constitucional asesinado por ETA en 1996. Tomás y Valiente le explicó a Pujol una confidencia familiar, una conversación con su hija, militante del PSOE. Y mientras el técnico le comprobaba el nivel de sonido del micrófono, Pujol contaba: "Francisco Tomás y Valiente tenía una hija que era muy socialista y en 1983 estaba muy preocupada porque en España no se hablaba de otra cosa que de Rumasa (la empresa de José María Ruiz-Mateos expropiada por el Gobierno) y ella temía por los efectos que podía tener aquel asunto en el incipiente ejecutivo de Felipe González. Y Tomás y Valiente le respondió a su hija que lo importante en aquel momento era que en Catalunya se pudiera enseñar el catalán en la escuela". Era el 1983, año de la implantación de la inmersión lingüística y todo un presidente del Constitucional estaba preocupado porque se pudiera aplicar el modelo educativo en catalán: "Ahora todo eso se ha roto. Pasamos de Tomás y Valiente a la ley Wert", el ministro que intentó liquidar la inmersión con aquello de "hay que españolizar a los niños catalanes". "Todo eso se ha roto", repite Pujol que —acto seguido— alerta que los pactos con España no siempre se cumplen, todo un aviso para navegantes, negociadores y exiliados. Aquí ya tiene el micrófono conectado. Empieza la grabación.

"Sois capaces de hacer una cosa nueva, diferente"

Al final de la conversación, a Pujol se le preguntó por cómo veía el hecho de que estuviera asistiendo al estreno de las nuevas instalaciones de un medio de comunicación digital, audiovisual y en catalán. Y aquí es donde Jordi Pujol vuelve a utilizar una anécdota —y también su edad— para reflexionar: "A mí me hace muy feliz ver que la generación que erais niños cuando sacamos adelante TV3 ahora seáis capaces de hacer una cosa nueva, diferente".


El que fuera 126.º president de la Generalitat es, todavía ahora, un ávido lector de prensa. Alterna la de papel con la digital, la catalana con la internacional, y también ve la televisión, aunque la nada disimulada sordera —"háblame más alto que no oigo bien"— le hace decantarse más por la lectura. Pero en lo que se refiere a los nuevos modelos de consumo de información, Pujol reconoce: "No entiendo nada de las cosas que pasan ahora", e insiste: "Porque soy viejo". Ahora bien, el exlíder de CiU cree que "ha conservado la capacidad de entender que tiene que haber renovación". Y concluye: "Cuando a veces hay cosas que no entiendo, quiere decir que vamos bien, que es buena señal". Bien, no concluye del todo, porque remata, a raíz del 40.º aniversario de TV3: "Si ahora todavía hiciéramos lo mismo que hacíamos hace 40 años, estaríamos estancados". Y ahora sí, concluye: "Esta capacidad de innovación, no solo en el mundo de la prensa, es buena". Bien, todavía tiene una cosa más a decir que, ahora sí, parece una conclusión final: "Como viejo que soy, todo esto me hace feliz". Y ahora sí que sí, ahora ya acaba. Acaba la conversación dentro del plató porque fuera continúa. "¿Usted es de Mataró, verdad?", le dice al director adjunto de ElNacional.cat, David González, "pues el otro día estuve en Mataró en el homenaje al Cuyàs". Parece que, ahora sí, ha acabado la visita y todo aquello que quería decir. Pero por la manera de despedirse parece indicar que no será la última: "Hasta la vista", dice mientras con una mano dice adiós, con la otra aguanta el bastón y poco a poco se va cerrando la puerta del ascensor.