La comparecencia de Carlos Mazón de este lunes en el Congreso de los Diputados era de las que generan más expectación. En la sala donde se celebra la comisión de investigación de la DANA no cabía un alfiler, con todos los diputados ocupando sus asientos, repleta de fotógrafos y con periodistas sentados en butacas que se han colocado en la cámara improvisadamente. El presidente —ya en funciones desde su dimisión, a la espera de que sea investido su relevo— de la Generalitat Valenciana se ha presentado una semana después de haber comparecido en la comisión homónima de las Cortes valencianas, donde se escabulló de tener que dar ninguna explicación, se sacudió todas las responsabilidades y culpó al Gobierno de las 229 víctimas mortales de la catástrofe meteorológica.
Se esperaba que este lunes Mazón fuera cazado por los diputados que le interrogaban, debido a un mejor sistema para la fiscalización que hay en el Congreso basado en la pregunta-respuesta. En las Corts de València, los parlamentarios tenían unos minutos para hacer un montón de preguntas y después era el turno del presidente autonómico, que optó por pronunciar un discurso de 23 minutos y no responder a las preguntas incómodas de los diputados. En Madrid, el compareciente debe responder inmediatamente a cada una de las preguntas y se genera una situación de diálogo entre ambas partes. A pesar de todo, Mazón ha conseguido chutar balones fuera y ha vuelto a hacer lo mismo: reivindicarse como víctima y asegurar que su ejecutivo no recibió suficiente información por parte de los organismos dependientes del Gobierno. Además, ha mencionado una nueva excusa por no haber contestado las múltiples llamadas que recibió aquella tarde: "Llevaba el móvil en la mochila".
Mazón ha vuelto a asegurar que como president de la Generalitat no tiene ninguna responsabilidad operativa en una gestión de emergencia y también que no está en sus manos enviar la alerta a los móviles de la población para avisarla de la peligrosidad de salir a la calle. Ha asegurado, a pesar de las llamadas perdidas de la entonces consellera de Interior, Salomé Pradas —que hacen sospechar que se intentaba conseguir la luz verde del presidente para enviar la Es-Alert—, que él no dio nunca el OK de enviar la notificación. Después de que se le preguntara en repetidas ocasiones por qué se tardó hasta las 20:11 en enviar aquella notificación, se ha limitado a responder que eso “habrá que preguntarlo a los responsables operativos”. “Se envió cuando ellos consideraron que era oportuno”, ha señalado.
El presidente valenciano en funciones ha llegado a decir que aquella tarde no se sabía que la gente se estaba ahogando, y que no se supo hasta la madrugada que había muertos. Y tampoco ha aclarado lo más importante: por qué alargó durante tantas horas su comida en el restaurante Ventorro con la periodista Maribel Vilaplana. Ha vuelto a pedir disculpas muy tímidamente cuando se le ha pedido expresamente que lo hiciera, y cuando se le ha preguntado si ha aprendido alguna lección de la DANA, ha contestado que se ha dado cuenta “de la importancia de tener buenas infraestructuras y buenos medidores de caudal”.
Crudo cara a cara con Gabriel Rufián
Ha sido especialmente crudo el interrogatorio de Gabriel Rufián, que ha ido mostrando fotografías de víctimas mortales de la DANA mientras mencionaba a qué hora habían fallecido y, a continuación, preguntaba a Mazón qué estaba haciendo en ese momento. La respuesta, que solo la verbalizaba el líder de ERC en el Congreso, era siempre la misma: comer y beber en el restaurante Ventorro. El republicano le ha acusado de estar mintiendo durante toda la comisión, y el cara a cara se ha calentado cuando Rufián le ha recriminado no haberse reunido todavía con familiares de las víctimas, cosa que el popular ha negado. Le ha acusado de ser un “inútil, un mentiroso, un homicida y un psicópata”. “Y ojalá pague con cárcel todo lo que ha hecho”, ha sentenciado. Minutos antes, la diputada de Compromís Àgueda Micó le ha acusado directamente de ser una “mala persona”.