Con la carpeta del Govern ya cerrada, Artur Mas, ha decidido volcarse en la del partido. Mas cogerá las riendas de Convergència en la sede de la calle Còrsega de manera directa, asumiendo las atribuciones delegadas a Josep Rull como coordinador general.

El objetivo del expresident de la Generalitat es dedicarse de manera inmediata a perfilar la nueva formación que, como él mismo avanzó a finales de noviembre en el acto de presentación de la candidatura de Democràcia i Llibertat (DiL), tiene que relevar a Convergència, según fuentes consultadas por El Nacional.

El presidente de CDC se ha movido rápido. Tampoco ha tenido demasiado tiempo dado que los aspirantes a liderar el partido, después de meses de un pulso silente pero conocido por todo el mundo dentro de la formación, han decidido dar un paso adelante.

Turull, Gordó y Rull

Algunos incluso han querido dejar claras sus aspiraciones a través de los medios de comunicación, como el presidente del grupo parlamentario de Junts pel Sí, Jordi Turull, o el exconseller de Justícia y diputado, Germà Gordó, que han puesto en marcha sus candidaturas.

Uno y otro han visto la oportunidad para mover pieza justo cuando Josep Rull que, de manera interina asumió el papel de coordinador general del partido tras la marcha de Oriol Pujol en marzo del 2013 por el caso ITV, aparece concentrado a partir de ahora en el Govern como nuevo conseller de Territori i Sostenibilitat y lastimado por las implacables negociaciones entre Junts pel Sí y la CUP.

Tampoco vive su mejor momento el exconseller Francesc Homs, otro de los dirigentes clave en el universo político convergente, que ayer asumía su escaño en el Congreso. Homs, que no salió demasiado bien parado de los comicios del 20D, se encuentra ahora además apartado de la primera línea catalana y obligado a concentrar fuerzas en un escenario estatal tremendamente complejo, aunque intenta también situar sus piezas en la sede central del partido.

Refundación o disolución

El movimiento hacia delante de los aspirantes al liderazgo ha molestado, además, en algunos sectores de CDC, que lo han interpretado como un gesto extemporáneo y fuera de lugar. Convergència vive desde hace meses basculando entre la necesidad de refundar el partido o disolverlo e impulsar una nueva formación política. Este debate se tiene que resolver en el congreso previsto, en principio, para el mes de marzo y obligará a una profunda renovación de caras.

Las voces más jóvenes no esconden el descontento por lo que consideran el afán de perpetuarse de algunos responsables del partido ya excesivamente gastados y que se han convertido en auténticos tapones para las nuevas generaciones. Tampoco entre los dirigentes más veteranos y dispuestos a dar un paso atrás, se encaja demasiado bien esta voluntad. Unos y otros son conscientes de que el nuevo discurso de Convergència no se puede basar en una operación puramente estética, sino en una acción decidida para recuperar un espacio soberanista de centro derecha.

Malestar por la batalla iniciada

En este contexto la batalla para situarse en primera línea de estos dirigentes, horas después de que Mas abandonara el Govern y cuando el nuevo Ejecutivo todavía no se ha constituido, ha sorprendido y al mismo tiempo ha molestado.

Por esta razón, Mas, que en la ejecutiva posterior a las elecciones generales ya expresó un serio toque de atención y preocupación por la pérdida de apoyos en determinadas zonas del territorio, ha decidido mover ficha y ha hecho saber en su entorno que será él quien, personalmente, recuperará las competencias de coordinador general asumidas por Rull y dirigirá el proceso hacia la renovación de la formación. Él decidirá los ritmos y las formas.

Todo en un escenario muy fluctuante para los convergentes que de repente han visto saltar a primera línea uno de sus valores territoriales, Carles Puigdemont, nuevo president de la Generalitat, mientras que otros como el también gironí Santi Vila, nuevo titular de Cultura, observarán desde el Govern las evoluciones de sus compañeros de partido.

(FOTO: Artur Mas, presidente de CDC / SERGI ALCÀZAR)