Marruecos y España han empezado a hacer las paces, después del cese de la hasta ahora ministra de Exteriores española, Arancha González Laya, y su relevo por José Manuel Albares.

Coincidiendo con este hecho, las autoridades marroquíes han invitado a un representante de la embajada española en Rabat a una visita guiada en la sede de su servicio antiterrorista, junto con diplomáticos de otros países. Es el primer trato de este tipo con España desde que estalló una crisis entre los dos países el abril pasado, cuando el Estado español acogió al líder del Polisario enfermo de la covid y Rabat permitió el paso de migrantes en la frontera de Melilla.

En acontecimientos similares anteriores, sobre todo los que organiza el Ministerio marroquí de Exteriores, en los últimos meses España había sido excluida de las invitaciones, por la crisis diplomática entre los dos países.

El encargado de negocios español, Borja Montesino, que se ha incorporado esta misma semana a la misión diplomática de España a Rabat, ha sustituido en esta visita al embajador español en Marruecos, Ricardo Díez-Hochleitner, que está de vacaciones, según Efe.

La visita en la sede del Buró central de Investigación Judicial (BCIJ), el brazo judicial marroquí de la Dirección General de Vigilancia del Territorio Nacional (DGST, servicio de inteligencia interior) tuvo lugar ayer con la participación de representantes diplomáticos de 22 países, entre ellos Estados Unidos, Rusia, Canadá y Arabia Saudí.

Montesino hizo declaraciones a la prensa marroquí destacando la importancia de la cooperación en materia terrorista entre España y Marruecos, que es, según dijo, un componente esencial dentro del amplio partenariado entre los dos Estados. Esta cooperación, esencial para España, estaba en peligro por la ruptura de relaciones.

La crisis diplomática entre Marruecos y España tuvo el desencadenante en la presencia del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, en territorio español cuando fue ingresado en un hospital de Logroño afectado por la covid. El país magrebí reaccionó permitiendo que miles de emigrantes entraran en Ceuta los días 17 y 18 de mayo y llamando a su embajadora en Madrid, Karima Benyaich, a consultas.

Es una incógnita por ahora si el acuerdo incluye reconocer, aunque sea pasivamente, la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. Esta es una prioridad de Rabat, que ha conseguido que EE.UU. haga este reconocimiento a cambio de que el país magrebí establezca relaciones políticas con Israel. Este acuerdo lo promovió Donald Trump y Joe Biden lo ha mantenido, dando también a Marruecos un papel de mediador en Oriente Próximo. En la reciente crisis bélica entre Israel y Hamás, Marruecos fue uno de los actores que hizo de mediador para conseguir un alto el fuego.