El juez Manuel Marchena, que preside la Sala Segunda, donde se tendrá que juzgar el caso 1-O, rechaza la recusación que han presentado contra el los abogados de los presos políticos y ha rechazado expresamente "tener interés directo o indirecto en el proceso".

Las recusaciones fueron presentadas por los abogados de Oriol Junqueras, Raül Romeva, Jordi Sànchez, Jordi Turull, Jordi Cuixart, Carme Forcadell y Anna Simó, que argumentaron "falta de parcialidad" del magistrado.

El juez recuerda que es la séptima vez que las defensas cuestionan la imparcialidad de los magistrados, que todos los magistrados han sido recusados como mínimo dos veces y que el juez instructor, Pablo Llarena, ha sido recusado tres veces. "Se trata de una estrategia defensiva que obliga esta Sala una y otra vez, a razonar su distanciamiento con el objeto del proceso", lamenta.

 

Marchena asegura que no puede aceptar la recusación porque no tiene ni ha tenido nunca un interés directo o indirecto en el desenlace de la causa.

Asimismo tilda de inaceptable el argumento central sobre el cual se construye la recusación porque, según argumenta, todos los modelos de organización del poder judicial contemplan "diferentes formas de contacto y relación con el poder legislativo y, en no pocos casos, con el poder ejecutivo".

No sólo eso, en referencia al hecho de que este argumento se base en sentencias del TC y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, recuerda que la composición de estos tribunales se hace con la participación directa del poder político.

Por todo ello, asegura que no se sostiene que la participación del poder político en la designación de un órgano justifique la prevención sobre falta de imparcialidad de los jueces.

Marchena, que cita la participación política en otros estados europeos, concluye que la participación del Congreso y el Senado en la designación de 8 de los 20 vocales del CGPJ no puede conducir a su descalificación por falta de imparcialidad.

"No es el mecanismo de designación el que conduce al escepticismo colectivo sino las disfunciones que pueden surgir durante el proceso de elección y nombramiento", asegura para recordar acto seguido el escrito con que rechazó presidir el Consejo.