Manuel Valls se llevó una gran decepción la noche electoral. Esperaba mucho más. Este sábado, sin embargo, se lo ha visto más animado, porque ha podido ser protagonista durante un rato. De él dependía de que Ada Colau salvara la alcaldía. Ha mantenido la intriga hasta el último momento. Y finalmente ha cumplido, cediendo los tres votos imprescindibles para hacerla alcaldesa.

"Lo más importante era evitar que Barcelona tuviera un alcalde independentista", ha sentenciado Valls sólo empezar. Durante su intervención al plenario, ha atacado con contundencia -y alarmismo- "los nacionalismos, que dividen sociedades, son incompatibles con los valores de Europa y acaba fatalmente con supremacismo y guerras".

A lo largo de la campaña, Valls se ha empleado a subrayar las inmensas diferencias que lo separan del proyecto de ciudad de Colau, de los comunes, en materias primordiales como la seguridad, el turismo, la vivienda o el procés. A pesar de eso, sin embargo, le ha ofrecido "mano tendida para pactos de ciudad". Al mismo tiempo, le ha recordado que "sin nosotros tres -Valls, Corbacho y Parera- Usted, señora Colau, no sería hoy alcaldesa".

Precisamente la alcaldesa ha tenido que interrumpir la intervención de Valls cuando los asistentes al plenario lo han increpado después de que el ex primer ministro francés negara, en presencia de Quim Forn, que haya presos políticos. Colau ha pedido respeto para todas las opiniones.