Malestar creciente en el PSC. El motivo: la estrategia negociadora del Govern con los presupuestos. Y es que durante las últimas semanas el ejecutivo monocolor de los republicanos se ha dedicado a reiterar en varias ocasiones que el acuerdo con los socialistas era inminente y que solo quedaban pocos flequillos por resolver. Un mensaje que han compartido en público en ruedas de prensa, pero también en privado con filtraciones a los medios que finalmente se han demostrado desacertadas. Las filas del PSC, y especialmente la portavoz, Alícia Romero, se han visto obligados a rebatir estas valoraciones y afirmar que aún hay varios puntos de discordia, a diferencia de lo que explican voces del ejecutivo.

Ha habido varios ejemplos recientes. El primer lunes del año, el Govern confirmaba que ya había llegado a un acuerdo con los socialistas después de aceptar el 87% de sus exigencias. La portavoz del PSC lo negaba al día siguiente mismo en una entrevista en ElNacional.cat, cargando contra la Generalitat por un comunicado unilateral. "No hay ningún acuerdo", sentenciaba, advirtiendo también que "se estaban rompiendo puentes y confianzas". Y hace solo unos días, este pasado martes, la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, explicaba que el único escollo que quedaba para el acuerdo definitivo era la prolongación de la B-40 entre Terrassa y Castellar del Vallès (y la contrapropuesta todavía no ha recibido respuesta, generando "sorpresa" en el ejecutivo). Sus palabras daban a entender que la cuestión de la ampliación del aeropuerto y el Hard Rock ya se habían resuelto, pero, de nuevo, Alícia Romero comparecía para negarlo, replicando que las diferencias existían con relación a los tres macroproyectos, así como en otros puntos como el plan piloto de la renta básica universal y la apertura de nuevas delegaciones en el exterior.

Un intento de presión que no funciona

Desde las filas de los socialistas entienden que la estrategia del ejecutivo de aparentar un acuerdo inminente tan solo pretende trasladarles la presión. Según su opinión, el Govern quiere hacer creer al público que quien retrasa el entendimiento definitivo son los de Salvador Illa. "Se pensaban que de esta manera cederíamos por presiones ambientales", explican fuentes del PSC a ElNacional.cat. Pero nada más lejos de la realidad. Los socialistas no se han movido y se mantienen en el mismo punto donde están desde hace semanas: solo habrá acuerdo si Pere Aragonès claudica e incorpora todas las exigencias que presentó Alícia Romero a finales de diciembre a los presupuestos, incluyendo los tres macroproyectos.

El Govern no recula y profundiza en la estrategia

Pero a pesar del malestar evidente que han provocado ciertas declaraciones y filtraciones, el Govern no se ha apartado de esta estrategia, sino que todo lo contrario. De hecho, los socialistas ya han advertido al equipo negociador del ejecutivo para que practicara la discreción, una demanda que no ha sido acatada. Y es que esta última semana ha habido un puñado de acciones que solo han hecho aumentar la irritación en la sede de la calle Pallars.

La primera llegó este miércoles, con el anuncio de Pere Aragonès durante la reunión de la Mesa del Pacto Nacional de Salud Mental. Desde este escenario, el presidente de la Generalitat anunció "un incremento de 30 millones de euros para políticas dedicadas a la atención de la salud mental y las adicciones" en el proyecto de presupuestos de 2023. Los socialistas aseguran que esta era una medida que se había discutido durante las reuniones bilaterales para las cuentas y no gusta que el Govern se la haya 'apropiado'. De hecho, la propuesta es uno de los puntos que aparece en el decálogo que presentó Alícia Romero en diciembre, en el que se pide, precisamente, "incrementar en 30 millones de euros el presupuesto destinado a la salud mental y las adicciones".

Al día siguiente mismo llegaba otro motivo de enfado. En el marco de la cumbre hispanofrancesa celebrada este jueves, que ha traído al presidente español, Pedro Sánchez, y a su homólogo francés, Emmanuel Macron, a Barcelona, Pere Aragonès aprovechó los breves instantes de conversación con el jefe del ejecutivo central para trasladarle la urgencia de que Salvador Illa se avenga a pactar los presupuestos con los republicanos. El primer secretario del PSC se encontró posteriormente con Pedro Sánchez en una librería del Eixample, y Alícia Romero ha revelado este viernes que habló con su compañero de partido poco después. Con todo, ha sido contundente este viernes. "El PSC tiene la autonomía suficiente y la capacidad suficiente para decidir sus propias estrategias", ha dicho. "Lo sabe el presidente Aragonès, que habló con Salvador Illa; lo sabe la consellera Vilagrà, que ha hablado conmigo".

Y este viernes ha saltado aún otra sorpresa cuando se ha sabido que el presidente de la Generalitat se reunirá el próximo lunes con sindicatos y patronales en el marco del Consejo del Diálogo Social. Se trata de una "segunda ronda de contactos con los agentes sociales y económicos del país" que servirá para explicar la situación en que se encuentran los presupuestos, con el pacto con el PSC aún pendiente. Unos 50 días después de haber sellado un acuerdo "histórico" con sindicatos y patronales, en el cual daban apoyo explícito a la propuesta presupuestaria del Govern, PIMEC y CCOO confían en que la reunión del lunes sea para anunciar que ya hay acuerdo para las cuentas. En aquella ocasión, ya se leyó el pacto como un intento de presión sobre el PSC, y esta vez no ha sido diferente. Las mismas fuentes constatan que la voluntad es intentar forzar de nuevo que Salvador Illa ceda en sus exigencias.

El Govern ya estudia la alternativa al PSC

Todo eso enfría las expectativas de un acuerdo inminente, si el Govern no acepta punto por punto las demandas socialistas. Es por eso que el ejecutivo ya ha reanudado las negociaciones con Junts, con quin se reunirá el martes de la semana que viene, según han confirmado a ElNacional fuentes del partido. Con los de Borràs y Turull las conversaciones están más retrasadas, pero son la única alternativa posible a los de Salvador Illa. El martes pasado las dos partes ya celebraron el primer encuentro para los presupuestos desde antes de Navidad, y el Govern ya habría citado Junts a una nueva reunión la próxima semana para avanzar en las negociaciones. Los socialistas, sin embargo, no se sienten interpelados, y de hecho ya han advertido a Aragonès en varias ocasiones que, si no incorpora sus exigencias en los presupuestos, tendrá que buscar otros apoyos. "Es completamente legítimo", ha dicho Alícia Romero. El problema es que los macroproyectos son demandas que también comparten los de Junts, de manera que en este aspecto el entendimiento no se hace más sencillo.

La promesa que el pacto definitivo llegaría durante la primera mitad de enero ya se ha roto. Y en la reunión del fin de semana pasado entre Pere Aragonès y Salvador Illa, las dos partes se dieron una semana de margen, que acabará este domingo. Los socialistas rechazan que se trate de un ultimátum, y aseguran que las negociaciones podrán continuar a lo largo de la próxima semana, pero nada hace pensar, hoy por hoy, que el entendimiento tenga que ser fácil. Y el pesimismo empieza a respirarse.