El periodista Antón Losada ha dado esta tarde al Tot es mou de TV3, la razón al PEN Club americano, después de la decisión del escritor Mario Vargas Llosa de abandonarlo porque ha criticado la situación de los presos políticos catalanes. Losada considera que el PEN Club americano ha tenido acierto en sus críticas.

"Cualquier persona sensata, con independencia de que sea catalán, gallego o vasco, independentista o no independentista, nacionalista o no nacionalista, es consciente de que la libertad de expresión en España está viviendo un momento complicado y de retroceso. Los ejemplos que pone el PEN Club son casos de manual. Lo que sería extraño es que los intelectuales no se pronunciaran. Esta es la misión de un intelectual", ha insistido Losada.

El PEN Club americano ha salido estos días en defensa de los presos políticos y exiliados catalanes, y ha denunciado que la libertad de expresión está en riesgo en Catalunya mientras retroceden los derechos al Estado español.

El PEN Club americano ha precisado que no se pronuncia sobre la independencia de Catalunya, pero considera que la represión que hizo el Estado contra el referéndum del 1-O es "una restricción inaceptable de la libertad de expresión". Recuerda que a consecuencia de eso están procesados miembros de las entidades cívicas y consellers, mientras que ningún país ha aceptado extraditar a los políticos catalanes exiliados.

"La reacción de las autoridades españolas al discurso independentista en Catalunya forma parte de una tendencia preocupante más amplia en España hacia la reducción del espacio para las opiniones disidentes. El creciente número de juicios en virtud del artículo 578, que penaliza la apología del terrorismo o la humillación de víctimas, ha comportado condenas por letras de canciones, espectáculos de títeres y tuits", añade, mientras que recuerda que tanto ETA como los GRAPO están inactivos. Cita especialmente el caso de Valtònyc, y subraya que en ningún caso se le puede llevar a juicio por terrorismo.

El PEN Club americano afirma que, independientemente de la opinión que se tenga sobre la independencia catalana, "lo que está en juego es el derecho a disentir de forma pacífica y de apostar por alternativas políticas". "Las acusaciones de una rebelión por acciones no violentas -cuándo en realidad se trató de un acto de desobediencia civil a gran escala- pueden disuadir de la protesta legítima y amenazar la vitalidad del debate político en una democracia", advierte.