La proximidad de la Navidad empieza a teñir el paisaje visual de la plaza Sant Jaume de un modo más que evidente. Especialmente en el lado de montaña, donde al aparatoso pesebre del Ajuntament de Barcelona, cuya inauguración oficial se espera para este viernes, se le han añadido los adornos navideños que el Govern ha colgado en la fachada de la Generalitat. Se trata de unos adornos con finalidades reivindicativas, que no han acabado de gustar a una parte de los ciudadanos, entre los cuales personalidades del mundo de la política y opinadores, que han expresado su descontento en las redes. La campaña se basa en unas grandes etiquetas en las que, bajo el epígrafe Per una Catalunya..., se añaden deseos para el próximo año. El objetivo es que en el marco de las jornadas de puertas abiertas que se celebran en Navidad en el Palau de la Generalitat, los visitantes puedan también rellenar sus propias etiquetas para explicar la Cataluña que desean.

 fachada palacio de la Generalitat
Fachada del Palau de la Generalitat

Una de las primeras y, sin duda, la más contundente de las reacciones en contra de la iniciativa ha sido la del exdiputado de la CUP Antonio Baños. El periodista advirtió ayer a través de la red X, directamente al president, Pere Aragonès, que la fachada es del siglo XVI, obra de Pere Blai, y que se trata del edificio de gobierno más antiguo de Europa. "¿Por qué quieres convertirlo en uno MediaMarkt?", ha interrogado.

La protesta, sin embargo, ha ido creciendo de tono. "No respetan ni el Palau. Son unos mediocres, unos papanatas, gente que ensucia los símbolos de poder de la nación de manera infantil y sectaria", ha reprochado.

Pero no ha sido el único, el historiador Josep Cruanyes ha exigido también, a través de las redes, que el Palau sea tratado "con dignidad y respeto".

La periodista Patrícia Centeno ha advertido que no hay estética sin ética, mientras que el sociólogo Salvador Cardús se ha preguntado quién asesora al Govern.

El articulista y opinador Andreu Pujol ha sido una de las pocas voces que se han levantado para defender el montaje. Ha calificado la reacción de "desproporcionada" y ha advertido que se trata de una campaña "perfectamente orquestada".