La decisión del juez del Supremo Pablo Llarena de citar al conseller Jordi Turull para el viernes, justo el día en que el presidente del Parlament, Roger Torrent, acaba de anunciar la ronda de contactos para activar la investidura, ha pillado a JxCat y la CUP reunidos en los despachos del grupo de Carles Puigdemont.

La noticia ha caído como un cubo de agua fría entre los reunidos. Las caras de profunda preocupación de unos y otros al abandonar el encuentro hacían evidente la impresión que ha causado el nuevo movimiento de Llarena.

Durante la mañana se habían ido sucediendo las reuniones a dos y tres bandas, también con la participación de ERC, en las cuales ha intervenido el mismo Turull, que acababa de abandonar el Parlament minutos antes que se conociera la decisión del juez.

La irrupución de Llarena ha agitado la reactivación de las negociaciones de una investidura que ahora mismo aparece como seriamente comprometida y ha provocado un profundo desconcierto entre los tres grupos.