Son buenísimas las fotos de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias que aparecen en todas las portadas de hoy, excepto la de El Periódico, que no toca el tema —muy curioso— y la de ABC, que sigue haciendo de oficina de propaganda de Ciudadanos. La cara de incomprensión de Sánchez y el ademán de Iglesias tratando de explicarse a alguien que ni le escucha son todo un retrato del actual estado de cosas, señoreado por la incapacidad de los políticos de ponerse de acuerdo. Más aun, de escucharse. Eso por la parte de la izquierda. En la derecha ocurre una cosa parecida: hoy se celebrará el plenario de investidura de la comunidad de Madrid sin candidato porque el llamado trifachito no pacta. En Catalunya sigue la trifulca en del bloque de partidos indepes. La ciudadanía seguramente duda: ¿de qué sirve votar si después los políticos no hacen su trabajo?

Qué panorama. Entre tanta desolación, El Punt Avui titula la portada con lo única seguro: la continúa represión del independentismo por tierra, mar y aire. No se le escapa nadie y no se ahorra nada, incluida la extraña, por infrecuente, multa por "mala fe procesal" a los exiliados Carles Puigdemont y Toni Comín.

Espanta leer los subtítulos de esa primera página, que muestran el alcance de la carga de caballería de la maquinaria del estado. Esta es la única certeza, la única cosa viva: los aparatos judicial, policial y administrativo del estado se concentran en su tarea, como un mecanismo automático, ajeno al transcurso de la vida. Fiado iustitia te pereat mundus. Hágase justicia aunque se hunda el mundo. Van de cara a barraca|chabola sin inmutarse, cumpliendo un destino ciego, sordos y mudos.

La impresión que da es que cuanto mayor es la confusión en las instituciones electas, más intensa es la acción de las instituciones no electas. Quizás no tiene nada que ver. Quizás sí. Quizás tiene que ser así. Quizás no. En el resto de portadas no hacen caso mucho a la represión del independentismo, tal vez porque a los diarios ya les va bien y/o porque se asimila sin sorpresa, con toda naturalidad, este estado de cosas, donde los únicos poderes funcionales son los que no han sido escogidos en las urnas —y Josep Borrell, claro. Queda la duda de si este es un estado como es debido y la inquietud de no saber quién manda realmente.

EPA

LV

LR

ME

AHORA

EP

EPC

ABC