Sabadell será el escenario de la asamblea de la CUP que tiene que decidir cómo se enfrenta o cómo se acaba la legislatura empezada el 27S. Los 3.577 asamblearios tienen que votar cuatro preguntas que sólo tienen dos respuestas: o investir a Artur Mas o no investirlo. Y es más, si se inviste, si esta investidura tiene un precio –un plan de choque de 270 millones y parar BCN World– o bien, será una investidura "pagafantas", sin ninguna contrapartida y con el mal sabor de boca de tres meses de negociaciones perdidos.

Las cuatro preguntas son claras: investir a Mas y aceptar la propuesta de acuerdo; no investirlo e ir a nuevas elecciones; aceptar a Mas y rechazar la propuesta de JxSí y, finalmente, rechazar a Mas e invitar a Junts pel Sí a buscar complicidades con Catalunya Sí que es Pot.

Un Vietnam para Mas

La opción de ir a elecciones está lo bastante clara, sobre todo para aquellos que la defienden, los sectores más escorados a la izquierda como Corrent Roig, Endavant Osan o Lluita Internacionalista. Ahora bien, estos sectores que reúnen a los opositores de investir a Mas tienen previsto optar por el escenario de investir a Mas sin acuerdo en caso de que vean peligrar el "no" que defienden.

Esta táctica pasaría por no implicarse nada en la propuesta de acuerdo, así como presionar desde el Parlament a cada paso que intente dar el Govern. "Investiríamos y después haríamos que el Govern viviera en un Vietnam permanente, presionando a cada votación," explican fuentes de los cupaires partidarios de esta estrategia.

Pacto sin euforias

Esta opción es bastante criticada por un amplio sector que es proclive al pacto sin euforias. "Es una investidura pagafantas por varios motivos: no garantizamos que se aplique el plan de choque social ni la hoja de ruta y se nos puede girar en contra porque... ¿votaremos con Ciudadanos y el PP cada vez?", se preguntan miembros del secretariado. "¿Votar una investidura sin nada a cambio después de negociar tres meses?", se quejan.

Factura de 270 millones

"¡Ahora tenemos la oportunidad de pasar una factura de 270 millones de euros del plan social, parar BCN World y aplicar protocolos para evitar desahucios, es un documento, un acuerdo parlamentario del que tendrán que responder! ¿Tenemos que hacer una investidura pagafantas cuando podemos apuntarnos triunfos y explicar a la gente que gracias a los independentistas no hay desahucios?", se exclaman prohombres cupaires a El Nacional.

"¡Ya sabemos que no es suficiente con este plan de choque, pero han llegado hasta aquí porque llevamos tres meses sujetándolos, ahora que les tenemos, no los soltaría!", apunta a este diario otro cupaire que hace proselitismo por el acuerdo de cara el domingo.

¿Y CSQP?

La opción de tirar la caña a los 10 diputados de Lluís Rabell, y que JxSí encuentre dos abstenciones entre los "Podemos" estuvo a punto de caerse en el último consejo político celebrado en Artés. Una señal que indica que los mismos cupaires no confían mucho en ello, aunque se podría replantear después de los resultados del 20D, en los que la confluencia En Comú Podem fue la primera fuerza en Catalunya.

Una moneda al aire

El movimiento de las tropas internas de la CUP, tanto de un sector como del otro, no permite aplicar algoritmos sobre el desenlace de la asamblea. "¡Será una moneda en el aire, pero antes todo el mundo habrá enseñado sus monedas!", confiesa con cierta pericia metafórica uno de los miembros escuchados en la biosfera cupaire. No dice el nombre porque, como los diputados, no quiere influir. Así es la CUP.