Emocionado, pero cargado de humor. Así ha sido el homenaje que hoy han brindado a Muriel Casals sus compañeros de JxSí en un acto en el Paranimfo de la UB que se ha convertido en una reivindicación del espíritu más auténtico que dio lugar a aquella candidatura electoral. El president, Carles Puigdemont, lo ha sintetizado en una apelación a lo que ha denominado como el "comportamiento Muriel" y que, según ha dicho, se mantiene tras cada movimiento del grupo parlamentario i el Govern.
"Ante la provocación y la injusticia, ironía, serenidad, frialdad, empatía, mano tendida, paciencia, persistencia, resilencia... Este es el comportamiento Muriel y nos hará ganadores. Si hemos llegado hasta aquí es que" estamos "ganando", ha asegurado Puigdemont.
Antes ha sido la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, quien emocionada ha apelado a la serenidad de Casals para responder a las dificultades. "Firmes como una roca, trabajando por la libertad, como tú querías, como tú harías", ha asegurado.
El vicepresident, Oriol Junqueras, ha evocado los momentos en que recibió la ayuda de Casals, cuando empezaba en la Universidad y en sus primeras incursiones radiofónicas, y ha advertido que si muchos comparten la capacidad de movilización y compromiso de la expresidenta de Òmnium eso hará posible alcanzar todos los objetivos fijados y conseguir "muy pronto una nueva República catalana".
El acto ha servido para reivindicar el perfil más humano de la diputada y ha contado con la participación de sus compañeros más próximos en JxSí, como Germà Bel, Josep Maria Forné –con quien compartía despacho- o Raül Romeva que la tuvo de profesora en la Universidad y de la cual ha destacado como cualidades el rigor, la honestidad y la capacidad de sumar.
Lluís Llach, que ha actuado como brillante y divertido maestro de ceremonias, ha interpretado una canción, Vida, acompañado de Sílvia Bel, el diputado Forné ha recitado a Màrius Torres y la actriz Montserrat Carulla, Martí Pol. "Es fantástico este sentido del humor que tenemos", ha exclamado la actriz ante las bromas constantes que intercambiaban Llach i Bel.