Incógnita resuelta. A pesar de las turbulencias internas, el PDeCAT ha decidido que se presentará a las elecciones generales del próximo 28 de abril bajo las siglas de JxCAT. El partido ha reunido este lunes por la mañana a su ejecutiva nacional, que ha confirmado, primero, la voluntad de presentarse y después, que la mejor fórmula para hacerlo es reeditar la experiencia de JxCat.

El 21 de diciembre, en las elecciones al Parlament, la candidatura encabezada por Puigdemont rompió esquemas y sondeos y superó ERC, en contra de todos los pronósticos. Constatado el enèsimo portazo de Esquerra a hacer una lista conjunta independentista, el PDeCAT ha resuelto que "la mejor solución es presentarnos a las tres elecciones -municipales, europeas y generales- con el espíritu y la fórmula de JxCat". Así lo ha confirmado el presidente de la formación, David Bonvehí.

A lo largo de los próximos días se concretará el calendario y el formato de las primarias para escoger quien será el cabeza de lista. Bonvehí, que ha dejado claro que de ninguna manera formará parte porque quiere dedicarse exclusivamente al partido, ha defendido que "el PDeCAT no será un problema".

Para conseguir hacer un buen papel y obtener unos resultados satisfactorios el 28-A, será necesario que las diferentes familias post-convergentes trabajen para limar asperezas, que se arrastran de hace meses. En el seno del PDeCAT, varios asociados y dirigentes recelan del alud de independientes que pueden desembocar en la lista de JxCAT, como ha pasado en el Parlament.

Una opción que cobra fuerza es que alguno de los presos políticos puedan acabar entrando a la lista. Bonvehí ha confirmado que una vez pasen las declaraciones al Tribunal Supremo, se trasladará a Soto del Real para reunirse con Turull, Rull y Sànchez, y explorar esta posibilidad.

Otro del nombres que desde JxCAT hacen sonar hace días para encabezar la candidatura es el de Eduard Pujol, actual portavoz del grupo en el Parlament. La última vez que se presentaron al Congreso, fueron aún con la marca CDC, entonces el cabeza de filas fue Francesc Homs, que acabó inhabilitado por el Supremo por el 9-N.