El rey Juan Carlos siguió haciendo operaciones en la cuenta suiza que usó para esconder los 64,8 millones de euros de Arabia Saudí incluso después de pedir disculpas por el histórico escándalo de Botsuana. Los registros del depósito que controlaba el monarca en el banco Mirabaud a través de testaferros y una sociedad instrumental panameña, Lucum Foundation, incluyen movimientos de junio de 2012, dos meses después de su accidente en África, según consta en la documentación a la que ha tenido acceso El Confidencial.

El 18 de abril de ese año, el Rey emérito compareció en público tras ser sometido de urgencia a una operación de cadera para hacer unas declaraciones sin precedentes. “Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir”, dijo el entonces Rey de España, para tratar de poner fin a una avalancha de críticas por haberse ido de viaje en secreto, para hacer un safari de lujo, en uno de los peores momentos de la crisis económica.

La información de la cuenta número 505523 de Lucum Foundation en Mirabaud demuestra ahora que el padre de Felipe VI continuó gestionando su fortuna oculta durante las semanas siguientes como había hecho durante al menos los cuatro años anteriores.

En concreto, el 13 de junio de ese año, el rey recibió un dosier de la entidad financiera para mantenerle al tanto del saldo de su cuenta y del resultado de diferentes inversiones presuntamente efectuadas con los 64,8 millones que había recibido del rey Abdulá y los 1,5 millones que también le transfirió en 2010 el emir de Bahréin.

Los registros internos del banco indica que el monarca dio su aprobación a los datos. Según la información del depósito, el monarca escribió en la última de las cinco páginas de las que constaba el dosier una breve frase y estampó su firma para mostrar su conformidad con los datos. “Buenos días de acuerdo 13 junio 2012”, anotó de su puño y letra, justo antes dejar su rúbrica.

El monarca hizo reintegros en Suiza

Otros documentos señalan que, tras el episodio de Botswana, también continuaron las retiradas de efectivo en cantidades superiores a los 100.000 euros al mes desveladas por este diario este viernes. Los fondos nunca fueron declarados a la Agencia Tributaria y fueron utilizados por el conjunto de la familia real para sufragar viajes, regalos, consumiciones y otros caprichos, según fuentes próximas a la investigación que ha asumido la Fiscalía del Tribunal Supremo para investigar presuntos delitos de blanqueo de capitales, corrupción internacional y contra la Hacienda Pública, entre otros. No obstante, la Casa Real aseguró en un comunicado el pasado martes que el rey Felipe nunca tuvo conocimiento de la existencia de ese dinero.

Dos millones para Marta Gayá, una "vieja amiga"

Las misivas aclaran que la destinataria de esa millonaria donación fue Marta Gayá, una empresaria mallorquina con la que el monarca había mantenido una relación sentimental intermitente desde los años 80 y con la que volvió a reencontrarse tras su abdicación al trono en junio de 2014. Los dos fueron fotografiados en 2016 en un viaje privado por Irlanda.